Ajustándose al cronograma propuesto por los 19 líderes de la zona euro, Grecia entregó ayer la solicitud formal de un préstamo a tres años al fondo de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE), aunque sin especificar el volumen de financiación. Esta petición deberá ir acompañada de una primera lista de compromisos de reforma que Atenas debe detallar hoy. Si los expertos de la Comisión Europea, el FMI y el BCE lo aprueban, el Eurogrupo se reunirá el sábado para recomendar la apertura de negociaciones para un programa condicionado de ayuda, y el domingo habrá una reunión final de jefes de Estado de la UE. El otro punto de referencia para los mercados sigue siendo China. No sólo el BCE está viviendo una prueba de su determinación y efectividad. La capacidad del Banco Popular de China para gestionar la segunda mayor economía del mundo también está siendo puesta a prueba. La entidad intenta controlar de forma casi desesperada el desplome de una bolsa que ha borrado el 30% de las ganancias en sólo tres semanas. Tras bajar los tipos de interés y los requisitos sobre reservas bancarias a finales de junio, e inyectar liquidez el pasado fin de semana a una compañía financiera respaldada por el estado, el BPC no ha logrado una respuesta del mercado. Ayer, el regulador de valores anunciaba nuevas medidas: se suaviza la normativa para permitir a las empresas que recompren sus acciones y se prohíbe a los tenedores de acciones con participaciones de más del 5%, vender sus acciones en los próximos seis meses.