¿Son necesarias las marchas del orgullo gay? Editorial
sábado 04 de julio de 2015, 14:18h
Se produce en Madrid una nueva manifestación del orgullo gay. Lo tomamos como una jornada más lúdica que reivindicativa, porque la homosexualidad, en nuestro país, es un hecho perfectamente adaptado a la normalidad: quedan muy atrás decimonónicos debates sobre el matrimonio homosexual o sobre la posibilidad de que los homosexuales adopten niños. Es este un momento apropiado para recordar al recientemente fallecido Pedro Zerolo, que tanto luchó por la igualdad y la no discriminación por las tendencias sexuales de cada individuo. Hoy, carecen de sentido tantas polémicas absurdas, injustas y hasta crueles, propias de países inciviles donde ser homosexual es un estigma. Por eso mismo, nos parece anacrónico plantear el día del orgullo gay como una manifestación reivindicativa. Más bien se trata, entendemos, de una jornada lúdica, para la celebración callejera de un espíritu libre y festivo, que tiene a veces unos reflejos estéticos que gustarán más o menos a unos u otros, pero que no son, desde luego, lo esencial de lo que estamos comentando. Está demostrado que casi un tercio de la humanidad se siente atraído, de una u otra manera, por personas del mismo sexo: ¿quién, bajo qué pretextos religiosos, morales, prácticos o hasta económicos, se atreve a poner freno a algo que es una realidad? Puede que ya no sea necesario siquiera mostrar esa realidad una vez al año en las calles, en las banderas arcoíris en los balcones; manifestaciones como la de este sábado en Madrid, en otros tantos puntos, ya no son necesarias desde el punto de vista con el que inicialmente fueron convocadas, muchos años atrás. Hoy, síntoma de modernidad, de democracia, de todas las mejores cualidades que adornan al ser humano, es el hecho de que con toda normalidad se acepta al que es diferente, porque la diferencia nos enriquece y fortalece, paradójicamente, la idea de la igualdad. A partir de ahí, que cada cual se divierta en la calle como quiera y con quien quiera. ¿No es esa la mejor expresión de la tolerancia, lejos de victimismos, de vindicaciones, de tensiones?
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Últimos comentarios de los lectores (3)
38721 | pontevedresa - 04/07/2015 @ 22:55:39 (GMT+1)
No tiene sentido que se celebren por un motivo reivindicativo las marchas del orgullo gay, como no lo tendrían otras del orgullo heterosexual. Lo que ya puede decir la ley de Zapatero que no lo son es un matrimonio las parejas de este tipo, porque dos cosas diferentes no se pueden llamar de la misma forma, son uniones todo lo respetables que se quiera pero son cosa distinta. Ha sido una jornada de fiesta. Lo de que el congreso de los diputados ponga la bandera del arco iris no le veo sentido, solo deben ondear en ese edificio las banderas oficiales.
38718 | pontevedresa - 04/07/2015 @ 17:01:07 (GMT+1)
Me parece excesivo que los organismos oficiales tengan que aparecer con banderas que señalen a un colectivo por su opción sexual. Mi respeto a las personas por serlo, es decir no siento la menor antipatía por las personas homosexuales, pero por mucho que lo diga una más de las muy absurdas leyes de Zapatero, la unión de dos personas de estas características no es un matrimonio, es una unión, pero esa denominación es simprelemente una usurpación. ¿Derechos civiles? pero yo no quiere tener que llamarme progenitor A como a causa de esta ley soy ahora. quiero llamarme madre.
38716 | Miki - 04/07/2015 @ 14:37:22 (GMT+1)
Esta editorial parece un tanto desafortunada. Cuando los actos de homofobia, transfobia y demás actos de odio todavía constantes en muchas localidades de esta nación sean historia, podremos considerar el colectivo LGTBI como integrado y normalizado dentro de la democracia. Mientras tanto, es necesario que el colectivo salga a la calle no sólo a reivindicar leyes, sino también respeto. Sea con una fiesta, las diferentes asociaciones o con gestos simples como colgar la bandera arcoiris en un balcón.
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