Si
Mariano
Rajoy se mira -bien y a fondo- en el espejo, como le
sugirió
Juan
Vicente Herrera, y se da cuenta de lo mismo que muchos otros
ven en su propio partido, podría no ser candidato a la Moncloa. Pero dicho lo
cual, eso tampoco quiere decir que se vaya a ver como lo ven compañeros suyos,
de modo que también podría seguir con su hoja de ruta personal, en su
intento de no perder la principal poltrona política del país. Dicho en pocas
palabras:
Mariano
Rajoy está quemado pero a la vez quemó tanto a todos los
demás dirigentes de su partido que él mismo se ve como la mejor opción.
Hoy por hoy, si alguien podría aportar una buena imagen al PP en
España es el presidente del PP de Galicia,
Alberto Núñez Feijóo. Y no tanto por su
gestión en la Xunta de Galicia -condicionada a su vez por la política de ajuste
de
Rajoy-
como por su talante personal, su estilo político y su ideología más liberal.
También por su tolerancia e incluso por su posible capacidad de diálogo con
Ciudadanos. Digamos que
Feijóo es
un político más moderno y actual que
Rajoy y que su imagen, producto de
un cuidado marketing político, es buena. ¿Problema? Su gestión no está a la
altura de su imagen y los resultados del PP en Galicia le han debilitado,
especialmente en la Galicia urbana. A mayores, podría ser que los expertos en
el juego sucio volviesen a la carga con su vieja amistad con un
narcotraficante, que todo es posible en la política española y, más aún, en
madrileña.
Sea como sea, la mejor salida para
Feijóo es irse
a Madrid. En Galicia poco o nada tiene que ganar -más bien que seguir
perdiendo- y desde Madrid podría tener opción a levantarle la moral a los
suyos. Podría ganar las generales, aunque fuese con poco
margen sobre
Pedro
Sánchez, y ver qué pasa después. El líder del PP gallego es un
encantador de serpientes y difícilmente el PP encontrará a un mejor candidato
para conseguir que varios millones de votantes del PP no se vuelvan a
quedar en casa ni se vayan definitivamente con el joven
Albert Rivera. A
mayores, si ha sido capaz de salir airoso de sus fuertes enfrentamientos
con
Xosé Manuel
Beiras, un líder político de la izquierda nacionalista de
gran altura intelectual, malo será que no pueda con el profesor
Pablo Iglesias, quien
al lado del catedrático
Beiras está
a años luz.
Mariano Rajoy no
solo debería mirarse en el espejo, sino preguntarse si se ve mejor
que
Alberto Núñez
Feijóo para la foto del gran cartel del PP. ¿Alguien que
no fuese
Rajoy o
su mujer,
Viri,
dudaría? Sabedor de la respuesta de una amplia mayoría de barones con los que
habla a menudo,
Feijóo juega
sus cartas con sutileza y mide cada palabra que dice sobre el futuro de su
paisano
Mariano.
Pero esta vez se le ha pasado un poco la mano. Preguntado por el anuncio
de
Rajoy de
que quiere repetir como cabeza de lista en las generales, y las declaraciones
del presidente de Castilla y León,
Juan
Vicente Herrera, que le dijo este martes que se mire al
espejo,
Feijóo cerró
supuestamente filas con el presidente. "A lo que se refiere y lo que
realmente ha dicho [
Juan
Vicente Herrera] es que, si
Rajoy se decide y
se ve con fuerza, lo vamos a respaldar todos. Eso es lo que ha dicho y yo lo
comparto". ¿Por qué supuestamente? Por una razón evidente:
Rajoy ya se
decidió, no es que esté pensando en decidirse. El tiempo verbal delata el ansia
de
Feijóo,
lo cual en el fondo es comprensible. ¿O no?, que diría
Rajoy en un
caso como éste.
@J_L_Gomez