Piedras sobre su propio tejado
martes 26 de mayo de 2015, 10:11h
Siempre se le ha acusado a la derecha española de caínita,
de suicida, de provocar por intereses personales crisis internas que pueden
llevarla al desastre. Los hechos de la reciente historia de España así suelen
confirmarlo y sus votantes son un fiel reflejo de unos dirigentes que en muchas
ocasiones no han sabido, no han podido o no han querido estar a la altura de
las circunstancias. Digo todo esto a tenor de lo ocurrido en las últimas
elecciones locales y autonómicas del pasado domingo donde los populares han
perdido millón y medio de votos y le han puesto en bandeja al PSOE cientos de
ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos. Porque analizando las
cifras se puede constatar que no es que los votantes del PP se hayan cambiado
de bando y hayan huído hacia Ciudadanos como medida de castigo a las decisiones
de Mariano Rajoy. No. Puede que algunos lo hayan hecho, pero son los
menos. Una inmensa mayoría de ese millón y medio de votos lo que ha hecho el
24M es quedarse en casa afirmando para sí mismos con retranca aquello de
"que se joda Rajoy (o Cospedal o Zoido o Teófila o Esperanza Aguirre) pero
esta vez no va a contar con mi voto. Para que vaya aprendiendo". Y dicho y
hecho. Más de un millón de votantes optaron por la abstención y, con ella,
pusieron en bandeja de plata los gobiernos municipales y autonómicos en manos
de la izquierda que, fiel a sus principios, esta vez sí acudió a las urnas para
respaldar a sus candidatos.
Eso en castellano se conoce como tirar piedras sobre su propio tejado y es una
postura de gilipollez profunda e inmadurez política. Porque una vez cerradas
las urnas y conocidos los escrutinios, la cosa tiene ya poca solución y habrá
que esperar cuatro años, en el caso de los ayuntamientos, para reconsiderar esa
memez infantiloide. Si como muestra vale un botón, sólo basta con analizar los
resultados obtenidos por los populares en los once distritos de la capital
andaluza donde han perdido nada más y nada menos.que unos sesenta y seis mil
votos respecto a las anteriores municipales. Con pérdidas significativas de
votos en lugares tradicionalmente del PP como Los Remedios, Casco Antiguo,
Triana o Nervión donde sus vecinos optaron por quedarse en casa o irse al Rocío
o a la playa, Mientras el PSOE ha mantenido el mismo número de votos que
en 2011 o incluso ha aumentado en algunos barrios como Los Remedios, Macarena,
Casco Antiguo o Triana, Zoido ha visto como ese voto de castigo a las políticas
de Rajoy ha sido una bofetada que le ha estallado en plena mejilla. La pregunta
que se tendrían que hacer todos aquellos que han optado por abstenerse es si
les ha valido la pena o se arrepienten si ahora, gracias a su ridícula postura,
Sevilla puede estar gobernada cuatro años, quieran o no los de Ciudadanos, por
un tripartito frentepopulista formado por PSOE, IULV-CA y los podemistas de
Participa Sevilla liderado por Juan Espadas.
Esta misma situación se va a repetir hasta la saciedad en ciudades como Madrid,
Barcelona, Valencia o Zaragoza y en casi todas las comunidades autónomas. Un
panorama de inestabilidad política que no va a ayudar precisamente a relanzar
nuestra economía y a salir de la crisis. Ya veremos si todos estos votantes que
han lanzado las urnas sobre su propio tejado reconsideran o no la situación en
las elecciones generales de finales de año o siguen empecinados en que su
postura de devolverle el castigo con su abstención a un Gobierno que
indudablemente se ha cebado con ellos y los ha castigado con políticas
erráticas, acomplejadas y cada vez más lejanas de lo que le pedía el electorado
que respaldó a Mariano Rajoy con una amplia mayoría absoluta hace tan solo tres
años y medio. Eso, y la postura que adopten los llamados partidos emergentes,
va a ser la clave de lo que pueda ocurrir en España en los próximos años.
Esperemos que tanto el PP como su electorado recuperen el sentido común antes
de que ambos nos lleven a todos los españoles al más absoluto de los desastres.