Cifuentes contra el mundo
lunes 11 de mayo de 2015, 23:52h
"Es muy difícil un debate a seis cuando los otros cinco
atacan siempre al mismo". Cristina Cifuentes sabía lo que le esperaba en el
plató de Telemadrid en el primer cara a cara de los principales candidatos a
presidir la comunidad de Madrid, que cayeron en la trampa de dividir el voto en
dos, el de ellos y el del PP. Al menos ella se centró más en el terreno autonómico
que su contrincante de Ciudadanos, Ignacio Aguado, empeñado en llevar el agua
al molino de la política nacional.
Ángel Gabilondo quedó un tanto desdibujado, a Luis García
Montero se le notaba fuera de su elemento pese a su cuidado discurso, Ramón
Marcos hizo lo que pudo para salir en la foto... y José Manuel López, una persona
que puede ser decisiva en el nuevo reparto de poder en Madrid dentro de 15 días,
fue a lo suyo, ignoró a los demás salvo al PP y reiteró el discurso conocido de
Podemos, incluido su proyecto estrella del Banco del Agua.
Todos ellos, eso sí, muy educados y apenas dieron trabajo a
Elena Samboal. Bueno, ni apenas ni nada, porque tampoco hubiera venido mal un
poco de 'sangre' en el ruedo para animar a la audiencia televisiva, que en
Twitter ya se encargaron los seguidores de unos y otros de repicar sus
intervenciones y convertir el debate en tendencia suprema durante un buen rato.
El segundo bloque dedicado a la corrupción no hizo sino
acentuar el protagonismo de la candidata del PP -con especial empeño de los
cabeza de cartel de UPYD y C's- , a la que desde luego nadie puede relacionar
con ninguno delos escándalos de su partido. O sea, que nadie nos dijo nada que
no conociéramos. La carrera por ser el más transparente y el más implacable con
los corruptos comenzó mucho antes de la campaña electoral del 24M.
Y cuando llegó el turno de la Sanidad y la Educación, pues
más de lo mismo, ya con cierta confusión sobre lo que decía uno u otro visto
desde la perspectiva del espectador que de vez en cuando se queda mirando al
techo o al Whatssapp. Discursos demasiado similares para proclamar al unísono
el fin de la privatización en todos sus niveles. "Educación pública y de
calidad", proclamó Cifuentes con el mismo entusiasmo que su adversario de
Podemos.
Es que se lo pusieron en bandeja entre Aguado, Marcos y
García Montero y ni siquiera se dio cuenta José Manuel López cuando Ángel
Gabilondo les advirtió que el debate se estaba convirtiendo en "un cinco contra
uno". Todos contra el PP.
Y el pacto contra la corrupción de ciudadanos, ese que
tantos problemas le está dando a Susana Díaz en Andalucía para ser presidenta
de la Junta, tiene toda la pinta de que será también un condicionante de los
pactos que -inevitablemente- habrá que armar tras el 24M. En Madrid el
destinatario del mensaje de Aguado fue Cristina Cifuentes y no Ángel Gabilondo,
un detalle nada desdeñable.
En otra esquina del ring, el candidato socialista trató de
recuperar protagonismo con un cara a cara con el candidato de Podemos, al que
agradeció con cierta ironía los elogios a su persona. López le negó sin más el
derecho a encabezar la regeneración política en Madrid y en cierto modo le
ignoró.
Y mientras, Cifuentes, en solitario, la única nota de color pese
a su discreción entre cinco tíos vestidos de gris, disfrutaba del protagonismo
sin arrugarse. Si no lo hacía con los policías a su mando desde la Delegación
del Gobierno no lo iba a hacer con sus contrincantes políticos. A alguno de
ellos al menos ya le ponemos cara.