Cosas nuevas para una campaña que se queda vieja. Pide el
líder de Ciudadanos,
Albert Rivera, un debate 'a cuatro' con
Pablo Iglesias,
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. No sé si eso puede enmarcarse en una campaña
electoral que elige presidentes autonómicos y alcaldes -aunque, en realidad,
sea mucho más que eso--, pero la idea, como sugerencia política, es buena: no
es una ocurrencia más de las que tanto abundan estos días. Ese debate
televisivo podría aclarar muchas cosas, aunque ya digo que habría de plantearse
como algo posterior a la jornada electoral del próximo día 24. Si realmente
aciertan las encuestas que hablan de un panorama político dominado por cuatro
formaciones nacionales, PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, los españoles tenemos
derecho, y los responsables de esas formaciones el deber, de saber cómo se
confrontan y se complementan los distintos programas, aspiraciones y proyectos.
Sobre todo, porque en algún momento habrá que llegar a acuerdos para regenerar
la vida política española.
Digo que la iniciativa me parece buena en cuanto que es
lógica y hasta necesaria. No se entienden bien las iniciales reticencias de
Pablo Iglesias a la hora de debatir en un 'cara a cara' con Rivera (ahora
parece que aceptaría, pero con condiciones). Ni se entiende que, a estas
alturas, haya candidatos que se nieguen a debatir con otros y/o que traten de
imponer sus propias reglas. La democracia exige avanzar sobre estos romos
moldes de campañas electorales que nos hemos dado, sobre esos debates 'a cinco'
o 'a seis', tan encorsetados, tan sin mensajes, sobre esos mítines solo para
entusiastas y para 'salir en las teles'. Incluso hace falta progresar con
respecto al uso, tan manipulador, tan abusivamente publicitario, que los
responsables de las campañas dan a las redes sociales.
Si resulta que, de acuerdo con los sondeos, cuatro son los
'pesos pesados' en la política española, asumámoslo con realismo. Porque si ni
siquiera se pusiesen de acuerdo para comparecer, los cuatro, ante las cámaras,
¿de qué pactos estamos hablando, qué reformas podrían consensuar quienes no
quieren ni verse las caras? Ardo, en fin, en deseos de ver ese debate: todo un
espectáculo televisivo -al fin-, todo un avance político,
laus Deo.
- El blog de Fernando Jáuregui. 'Cenáculos y mentideros'