Debilidades de Ciudadanos
jueves 30 de abril de 2015, 13:08h
Hace
sólo un año, Ciudadanos era poco más que Albert
Rivera y unos cuantos diputados en el Parlament de Catalunya. O sea, algo
anecdótico, marginal y periférico.
Ahora,
en cambio, ante la orfandad de la población respecto a los partidos políticos
tradicionales -por su desgaste, corrupción, lejanía, reiteración e inoperancia-,
la formación de origen catalán se proyecta como una de las más importantes de
España y capaz de gobernar en algunas autonomías y bastantes ayuntamientos.
Eso
es lo positivo del joven partido.
¿Y
lo negativo?: que no hay un número de cuadros dirigentes ni de militantes
capaces de ocupar tanto cargo político como se avecina. De ahí el desembarco
masivo de tránsfugas de otros partidos -y no sólo de UPyD-, ansiosos de un
protagonismo y de un poder que hasta ahora o no han tenido o que están a punto
de perder.
Ésa
es la primera debilidad de Ciudadanos: la carencia de políticos formados en la
ideología del partido, en su lucha cotidiana, en la adversidad de los momentos
difíciles, en la agonía de su crecimiento.
La
segunda, la previsible llegada y hasta el acaparamiento de cargos por parte de arribistas,
advenedizos, ambiciosos, oportunistas y demás excrecencias de la vida política:
o sea, que los presuntos renovadores de la vida pública pueden acabar
padeciendo la corrupción y el envilecimiento comunes a los viejos partidos.
Quizás
sea un mal necesario y un riesgo que haya que correr, a expensas de que venga
enseguida la necesaria corrección interna y la purga de elementos indeseables.
De
momento, sin embargo, amigos sin experiencia política previa, ilusionados con
colaborar a la regeneración de España desde dentro de Ciudadanos, se quejan en
privado de que los tránsfugas oportunistas copan las áreas de decisión y que
los neófitos bienintencionados son arrumbados por los representantes de la
vieja política.
Insisto
que quizá todo esto sea inevitable a corto plazo y de solución pronta y
definitiva a continuación. Pero no me negarán que también es un hecho
inquietante y que la redención de la vida política española no va a resultar
tan fácil como algunos quisiéramos creer.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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