La economía, cara y cruz de Rajoy
domingo 26 de abril de 2015, 14:17h
Rajoy confía
-¿confiaba?- sólo en la economía para obtener un buen resultado electoral, pero
la economía puede ser el lastre que le haga no poder gobernar aunque gane las
elecciones. Es cierto que las reformas que ha puesto en marcha, aplaudidas
desde los organismos internacionales, que siempre dicen que hay que hacer más,
han servido para frenar una crisis heredada y para empezar a crear empleo,
aunque sea precario. (La precariedad va a ser una constante con la que vamos a
acostumbrarnos a vivir al menos durante una década más). Y aunque el presidente
pueda poner sobre la mesa datos macroeconómicos que avalan que la situación ha
cambiado como no se esperaba nadie, a cada paso adelante surge un escándalo de
corrupción que araña decenas de miles de votos.
Rajoy ha
hecho algunas reformas imprescindibles, consciente del coste electoral que
podían suponer, pero deja otras muchas, absolutamente necesarias sin abordar,
como la de las Administraciones Públicas, el gasto público y la deuda pública,
que siguen creciendo de manera muy peligrosa -tenemos un déficit del 5,8 por
ciento, uno de los más abultados de Europa-, las pensiones... Todos los
ciudadanos tienen claro que el Gobierno no abordará ya ninguna ley que pueda
restar un voto a las mermadas expectativas del PP. Y en las filas del Gobierno
también saben que muchas de sus leyes serán derogadas nada más empezar la nueva
legislatura si el PP no logra un resultado excelente que le permita, aunque sea
con algún pacto, poder consolidar lo hecho hasta ahora.
Sin duda, Rajoy
puede poner sobre la mesa en cualquier debate que las medidas que ha tomado, en
contra de su programa y con el enorme sacrificio de millones de ciudadanos, han
puesto a España en el camino del crecimiento. Puede decir que ha creado cientos
de miles de empleos, a pesar de crecimientos inferiores al 3 por ciento. Puede
decir que ha limpiado el enorme fraude que eran hasta ahora los cursos de
formación, que no se impartían pero se cobraban. Y muchas más cosas.
Pero sigue exhibiendo
cinco millones de parados y una gran parte de ellos sin esperanza de encontrar
un empleo ni recibir la formación adecuada para buscarlo. España tiene, además,
las cinco regiones europeas con mayor porcentaje de paro de toda Europa
-Andalucía, Canarias, Ceuta, Extremadura y Castilla-La Mancha-, todas por
encima del 29 por ciento y en el caso andaluz rozando ¡el 35 por ciento! En el
primer trimestre de 2015, sólo crea empleo el sector público, mientras que el
sector privado lo destruye. Los servicios oficiales de empleo no sirven para
eso, para crear empleo y las empresas de trabajo temporal siguen siendo
anecdóticas. Mientras Alemania tenía un paro juvenil del 8 por ciento, en
España la cifra llega al ¡54 por ciento! Todo esto, aderezado con la
corrupción, es un acicate para que muchos votos huyan del PP hacia otros
caladeros, como Ciudadanos y Podemos y abran un complicado panorama para la
gobernación. Todo va a depender de cómo voten los ciudadanos: con el corazón o
con la cabeza.