¿Ser político?: ¡ni de coña!
viernes 24 de abril de 2015, 07:42h
Antaño,
la gente entraba en política para forrarse, ya fuera de forma legal (sueldos
generosos, dietas, gastos...) e ilegal, pero igualmente consentida por la
sociedad (sobornos).
En
eso, los políticos extranjeros no eran mejores que los nuestros: en ocasiones,
por la cuantía escandalosa de sus coimas; en otras, por lo miserable de una
conducta que cargaba sobre los fondos públicos hasta el consumo privado de una
coca-cola o un huevo frito.
Ahora,
a medida que se han multiplicado las incompatibilidades, se ha dificultado la
práctica de su profesión de quienes la tienen y pueden ejercerla al margen de
la política y se ha robustecido la figura de esos otros que no se han dedicado
en su vida más que a vivir del erario sin saber hacer la o con un canuto, la
política comienza a perder sus mejores hombres.
Reflexiono
sobre esto a raíz del hipócrita escándalo de los cuatro duros ganados por el
diputado Martínez Pujalte en su
asesoramiento para salvar a una empresa y sus consiguientes puestos de trabajo.
Consultó al Congreso si podía realizarlo, fue aprobado para ello, declaró la
cuantía de lo percibido y pagó los impuestos generados por esa actividad. Todo
ello, sin restar actividad a su labor como parlamentario y sus obligaciones con
los votantes.
No
me cansaré de reivindicar estos políticos que saben hacer algo más que sentarse
en el escaño y que, si se dedican a la política, es por vocación pública y no
porque desconozcan cómo ganarse la vida.
Pero,
al parecer, la moda "iconocasta" actual prefiere políticos iletrados y pobres,
con sueldos miserables, dedicación exclusiva a la cosa pública como si fuese
una torre de marfil y, dadas tales condiciones, más proclives que los
anteriores a meter la mano en la caja pública.
Conseguiremos,
pues, que a la política sólo se dediquen los más tontos de cada casa. Y ése sí
que será el verdadero llanto y crujir de dientes. No el de ahora, por grave que
sea.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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