¿Saldrá un Gobierno conservador
o progresista, o, mejor expresado, de centro derecha o de centro izquierda,
tras las elecciones legislativas en España? ¿Ocupará La Moncloa un presidente
del Partido Popular o uno del Partido Socialista? Me parece que, vistas las
cosas a menos de un mes del comienzo de la campaña para las elecciones
municipales y autonómicas y a ocho (o nueve) meses de las generales, no hay
otra alternativa: gobernará
Rajoy (que yo creo que sí se presentará a la
reelección, pase lo que pase el 24 de mayo y pase lo que pase en septiembre en
Cataluña) o gobernará Sánchez (que yo creo que será el candidato del PSOE,
ocurra lo que ocurra en las urnas el 24 de mayo). Y que gobierne en España uno
u otro dependerá de otro hombre. El tercer hombre.
Hablo, claro está, de
Albert
Rivera. Que ha pasado, en un par de semanas -los tiempos políticos en España
son vertiginosos--, de ser denostado por el Partido Popular a ser claramente
cortejado por ese mismo PP como futuro aliado. Al menos, en la superficie, que
cosa diferente son los alfilerazos que, desde terminales próximas a la calle
Génova, se lanzan contra los considerados como 'puntos débiles' de Ciudadanos.
Que, sin duda, los tiene: no encuentra candidatos con suficiente peso, le
entran militantes de aluvión oportunista y solamente cuenta con un dirigente
conocido y carismático, el propio Rivera. Y se evidencian algunos 'lapsus' en
el boceto de programa, como el tan polémico 'frenazo al AVE', para resumir un
solo punto.
Lo más importante, sin embargo,
me parece esa especie que se difunde sin paternidad conocida, consistente en
decir que Ciudadanos es "un partido de izquierda, aceptado por la derecha". No
estoy seguro de que C's sea de izquierdas, a menos que se considere como tal el
criticar lo que hace el centro-derecha en el poder, el declararse agnóstico o
el no utilizar símbolos comúnmente asociados a la derecha, vestimenta incluida.
No veo grandes diferentes de objetivos, aunque sí de talante, entre PP y C's,
como tampoco las veo entre C's y su otro 'novio', el PSOE. Quizá el gran
hallazgo de Rivera, o acaso le viene dado naturalmente, sea ese: no rechina en
las filas militantes de ninguno de los dos 'grandes', ni es motivo de
preocupación en las cenas familiares, ni en los mentideros periodísticos:
contra lo que le ocurre a Pablo Iglesias y a su entorno en Podemos, Rivera, el
yerno que toda madre querría --aun sin conocerle a fondo, claro--, cae
bien y es, por tanto, secretamente odiado por los 'estados mayores' de los dos
'grandes'. Le necesitan y por eso le aborrecen, aunque ahora -ahora-se guarden
muy mucho de expresarlo.
A Rivera y a su partido, por
cierto hasta hace un par de semanas prácticamente inexistente a escala
nacional, les ocurre lo mejor a lo que pueden aspirar un político y una
formación política: están de moda. Las modas ya se sabe que son pasajeras, pero
mientras duran, duran. Y sé que en los cuarteles generales de C's
-barceloneses, por cierto, y qué- miran con aprensión el calendario: ¿durará la
racha hasta que se convoquen las elecciones generales? Por eso mismo se
desmarcan ahora de toda acción estridente, evitan decantarse acerca de con
quién pactarían, en Andalucía o donde fuere, se aferran a pretextos como las
imputaciones a
Griñán o
Chaves para demorar sus decisiones, si es que se ven
obligados a tomarlas. Rivera necesita mantener su virginidad el mayor tiempo
posible, aunque los pretendientes insistirán de manera creciente en sus
demandas.
Al tercer hombre no le gusta
que le llamen 'bisagra'. Pero sabe que, si nada se tuerce, será él quien
coloque en el despacho presidencial al próximo inquilino de La Moncloa. Y sabe
también que puede pedir un elevado precio por ello. Yo solo espero que acierte
al especificar esa factura: puede que nos convenga mucho a los ciudadanos que
algunas de las condiciones sobre regeneración democrática que ahora está
diseñando, y que figuran, creo, en la 'hoja de ruta' de Ciudadanos, se cumplan.
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El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'