Los fabricantes de coches se trasladan a Silicon Valley
Las grandes marcas ya tienen oficina allí para imupulsar el desarrollo del
coche autónomo
martes 07 de abril de 2015, 01:34h
Las marcas de coches no quieren quedarse atrás. Quieren seguir de
cerca lo que están haciendo los gigantes del software para hacer que
nuestros coches sean más inteligentes, autónomos y seguros. La estrategia más
común: establecer oficinas de investigación y desarrollo en el epicentro de
este movimiento: Silicon Valley.
El listado es enorme, y no sólo de marcas, sino también de
empresas fabricantes de componentes: Hyundai, Mercedes, Honda, BMW, General
Motors, Nissan, Toyota, Bosch o Denso han abierto oficina en Silicon Valley,
justo alrededor del cuartel general de Google. Ford, por ejemplo, acaba de
aterrizar también allí y tiene planes de multiplicar por cuatro sus
trabajadores.
La cosa no se queda ahí. Las marcas de coches también han empezado a
adquirir empresas tecnológicas. Ford compró en 2013 el fabricante de
software Livio, Volkswagen compró un laboratorio de investigación y desarrollo
que BlackBerry tenía en Alemania, y además ha contratado diseñadores de
videojuegos de Electronic Arts, así como ingenieros de Pixar, la empresa de
dibujos animados de Walt Disney, para trabajar en sistemas multimedia y proyectos
vinculados al coche autónomo.
El momento pide este tipo de acciones. IHS Automotive calcula que entre
el 10% y el 25% del coste de fabricar un coche está ligado al software.
Durante décadas, el valor económico de un vehículo estaba en sus piezas físicas.
Esta situación ya no se va a repetir nunca más.
Los coches de hoy tienen por lo menos 100 microprocesadores
para gestionar elementos como la transmisión, los frenos o el entrenamiento a
bordo, entre otras funciones. Hace veinte años, todo ello se controlaba
manualmente o mediante ajustes mecánicos.
Hay expertos que apuntan que lo que le pasó a la industria de la telefonía
móvil, con la irrupción de los teléfonos inteligentes, es lo que va a ocurrir
ahora con la industria del motor. Nuestros coches van a ser ordenadores
rodantes.
El mejor ejemplo de que el software ya es un factor dominante es Tesla que,
pese a que vende menos de 100.000 vehículos al año, ha puesto la
conectividad en primera línea, siendo clave para cualquier cambio que
se quiera abordar en el vehículo.
Otros fabricantes ya siguen esta línea trazada por Tesla. El Mercedes
S550, que cuesta unos 94.000 dólares, lleva vinculado una app para
abrir las puertas con el móvil, entre otras cosas. IHS calcula que el software
de este coche tiene un valor de 23.000 euros.