lunes 06 de abril de 2015, 13:19h
El sistema político que más me gusta es el presidencialista
en el que el ejecutivo lo encarna el presidente de la república quien, además,
es el jefe del estado y responsable de la política exterior. El parlamento se
encarga de hacer las leyes y de controlar el presupuesto y el poder judicial es
autónomo e independiente de los dos anteriores en grado máximo.
Sin embargo, no negaré que el sistema parlamentario tiene
muchas bondades dignas de tener en cuenta. Sé de países parlamentaristas -¡y
hasta monárquicos!- en que los gobiernos se forman entre tres o más partidos
sin que haya fisuras más allá de lo razonable entre personas con distintos
criterios. Se elige como primer ministro al más votado y luego se negocian
públicamente las carteras entre los partidos cogobernantes. Para todos es claro
que quien marca la política y toma las decisiones es el primer ministro y los
demás se subordinan a él negociadamente.
En estos países, la oposición, tres, cuatro, siete partidos,
suele pactar un candidato común y se presentan a las elecciones apoyando todos
a un único candidato. Es evidente que este sistema genera más opciones de ganar
a la oposición y es coherente con un sistema en el que se vota partidos.
Los españoles, estamos a pársecs de esta manera civilizada
de entender la política. La idea que subyace en aquel parlamentarismo es
primero la sociedad, segundo la sociedad y tercero la sociedad. En nuestra
forma de parlamentarismo el orden es primero yo, luego mis amigos, luego el
partido y, si no me pillan metiendo la mano, luego la "gente".
La democracia, para que funcione adecuadamente, requiere un
binomio complementario: un poder judicial independiente y una prensa
profesional. Son quimeras en España: que en programas de política, por ejemplo,
salgan chismes demuestra el nivel. Es culpa de periodistas y políticos con
arrogancia infantil que toman posturas inadmisibles en cualquier democracia
normalizada, cosas como negarse a contestar preguntas; definir qué toca
preguntar y qué no o negar entrevistas, información o publicidad institucional
a los medios que se lo ponen difícil. De ahí que nuestros medios estén
domesticados o, peor, al servicio de los partidos. Es algo que ocurría en el
septentrión europeo allá por... 1905, pero en el meridión todavía subsiste. Lo
que tampoco sucede en ninguna latitud norteña es la existencia de jueces
"amiguitos del alma" de gobernantes, corruptos o no.
Aquí los políticos se dan el lujo de decidir qué medios y
qué periodistas los entrevistan, cuando, como y hasta qué preguntas se les
harán. Inaudito. ¿Alguien imagina al presidente Rajoy acudiendo a una
entrevista en la Sexta y contestando con verdad sobre lo que se le pregunte?
¿Alguien se imagina a Hermann Tertsch haciendo preguntas de periodista o
a Sandra Berneda poniendo antecedente y consecuente de manera racional
en una entrevista para que sirvan al público en vez de desteñir amarillismo a
mayor gloria de su cheque mensual? No, para ambos lo que prima es su chequera,
las palmaditas en la espalda de los intectuales tipo Sálvame y la confusión
deliberada de gestión empresarial del medio con sus contenidos
periodísticos.
En los países serios, unos dirigen los medios y otros,
distintos y sin interferencias, los contenidos periodísticos, intocables para
aquellos. En castellano antiguo: los periodistas políticos no se casan ni se
enamoran de ningún político ni de ninguna opción ideológica. Es algo que
personas como Paco Marhuenda, Juan Luis Cebrián, Luis María Ansón o Nacho
Villa no han entendido ni cuando glosan a Ryszard Kapu?ci?ski.
Por todo lo dicho hasta aquí es por lo que tengo esperanzas
en los newcomers: Albert Rivera, Irene Lozano, Íñigo Errejón, Borja Semper,
Iñigo Oyarzábal -omito deliberadamente a Pablo Casado, a Susana
Díaz, a Oriol Pujol... porque son dignos cachorros de las manadas
que los amamantan-: no me importa su ideología, solo su manera de entender la
política.
Este año tiene dos convocatorias electorales de importancia,
la de mayo para autonómicas y municipales y la de ¿noviembre, diciembre, enero,
febrero? para las generales. Espero que seamos muchos, mayoría de hecho, los
que saquemos la roja y la escoba y hagamos del nuestro un parlamento parecido a
un parlamento y no a un cebadero de conmilitones.
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
36479 | pascuamejia - 08/04/2015 @ 22:40:28 (GMT+1)
así es Rosa, pero estoy seguro que por debajo se mueven muchos intereses políticos, económicos, venganzas, dinero, poder, lo que no entiendo es porque no pasa en los paìses de "nuestro entorno" con los que todos se llenan la boca para lo malo y nunca para lo bueno. ssaludos y gracias por leer y comentar
36416 | Rosa Paredes - 07/04/2015 @ 22:02:18 (GMT+1)
No es nada nuevo que en algunos combates de boxeo impere la trampa y es entonces cuando se dice que estaban amañados. El espectador, expectante, termina creyéndose por parte del vencedor, esa falsa victoria. Pues algo parecido sucede con el Cuarto Poder. ¿para qué vamos a escandalizarnos con todo lo que acontece en ¡ Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra...¡¡. y sigue el estribillo de la canción. Sr. Pascuá, es lo que Vd. dice y con mucha razón. Sin citar cadena alguna aunque ya se sabe las que "doran la guinda para que el pastel presente buen aspecto" y se sigan generando buenos dividendos, cuando entrevistan a algún personaje ilustre de la nación, el mismo es el que mangonea el cotarro y solicita a los señores periodistas que van a formularle preguntas varias, que se ciñan al guión que él elija. ¿Motivos? ¡Por nada especial! Simplemente, para que el entrevistado no llegue en un momento determinado y ante la pregunta formulada por el contrario, a sentirse... ¿como decirlo? "incómodo y violento" sobre todo, cuando hay mucho que callar y encubrir para que los ciudadanos no sepan más de la cuenta a través de esta entrevista y se puedan descubrir entresijos que no interesan. Resumiendo! Todo se reduce a un trueque: Señor mío, yo le formulo la pregunta que Vd. quiere escuchar y, por su parte, responde lo que le interese que otros oigan. ¡ Así todos contentos! De todas maneras todo lo que engloba el entorno que nos rodea y que está vinculado a algunos medios de comunicación, /otros no se venden/ , se ciñe a la misma cantinela. Por citar un ejemplo, quisiera mencionar algo. Ante la llegada del discurso subliminal de Fiestas Navideñas y por parte del orador, se prepara minuciosamente el bastidor para que esos bodoques y ojales salgan bien bordados. Hay que cuidar las comas, y los puntos suspensivos... Al día siguiente del discurso, se barajan todo tipo de opiniones. Mientras tanto, sigue pasando la vida...
Saludos
|
|