martes 31 de marzo de 2015, 10:19h
Yemen se ha convertido en un nuevo escenario público de los
enfrentamientos armados entre suníes y chiíes donde una coalición de países
suníes ataca abiertamente a una milicia chií como es la de los hutíes. La
novedad es que es Arabia Saudí quien encabeza la coalición y no los Estados
Unidos, aunque no falta el apoyo logístico y de inteligencia del Pentágono para
las operaciones de bombardeo que se están realizando. Además, hay unidades
terrestres preparadas para intervenir, si no lo han hecho ya, porque detrás de
los hutíes está Irán, con el objetivo de controlar Yemen, el patio trasero
saudí. Todo ocurre mientras Occidente, con Estados Unidos al frente, negocia
los últimos detalles de un acuerdo sobre el programa nuclear iraní que pone muy
nerviosos a los países del Golfo y, sobre todo, a Israel.
Otro caso
representativo: Egipto y Emiratos Árabes Unidos atacan las posiciones de las
milicias terroristas leales al Daesh, a
quienes ya nadie quiere dar cobijo religioso. Los principales imanes suníes han
llamado a luchar y matar a los terroristas que están fuera del islam después de
los múltiples asesinatos cometidos públicamente para causar el mayor terror
posible en el mayor número posible de personas de cualquier religión, raza o
país. Los que desencadenaron la ira egipcia y jordana fueron la decapitación de
21 cristianos coptos y quemar vivo a un piloto. Incluso el rey Abdalá de
Jordania pilotó uno de los aviones caza que bombardearon como represalia
posiciones del Daesh en Siria y en Irak, que es el tercer caso de
enfrentamiento abierto. Al final, está demostrado que pueden más los intereses
estratégicos que la filiación religiosa, sobre todo cuando se ha comprobado que
el respaldo de algunos gobiernos del Golfo al Daesh en sus orígenes, con armas
y financiación, para luchar contra el régimen del presidente sirio Al Asad y contra el gobierno chií del primer ministro
iraquí Al Maliki han convertido a una banda de criminales y narcotraficantes en
una amenaza internacional para todos, sobre todo por el control que ejercen en
zonas ricas en petróleo.
Es cierto que alguien tendría que cortar la venta de
ese petróleo que sirve para financiar a los terroristas que siembran la
destrucción allá donde pueden. El último caso, el ataque contra el proceso
democrático y la recuperación económica de Túnez. El problema radica en ¿hasta
donde están dispuestos a llegar todos y cada uno de estos beligerantes?
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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