Los ataques perpetrados por el grupo
yihadista Boko Haram en Nigeria, Camerún, Chad y Níger han acabado con
la vida de más de 1.000 civiles desde el pasado mes de enero, según ha
informado
la organización Human Rights Watch (HRW). Esta terrible cifra se suma a
las 3.750 vidas que se cobró el grupo terrorista durante 2014,
principalmente en Nigeria, que este sábado celebra elecciones para
elegir a su nuevo presidente y renovar el Parlamento.
Precisamente ayer se conocía el secuestro de 500 mujeres y niños al norte de Nigeria a manos de los yihadistas de Boko Haram. Sin embargo, los ataques
registrados en el primer trimestre de 2015, siete de ellos atentados
suicidas perpetrados por mujeres o niños, han aumentado en comparación
con el mismo período de 2014.
La violencia también ha obligado a
huir a cerca de un millón de personas desde que el grupo radical
islamista se alzó en armas en julio de 2009, según los datos de la
Agencia Nacional de Gestión de Emergencias (NEMA).
El grupo
terrorista también ha secuestrado a cientos de mujeres y niñas, entre
ellas las más de 200 escolares raptadas en abril de 2014 de un colegio
de Chibok (en el estado de Borno, el noreste del país), y cuyo paradero
sigue siendo desconocido. Muchas de ellas fueron convertidas al
islam a la fuerza, obligadas a contraer matrimonio o violadas, mientras
que decenas de hombres jóvenes y niños se vieron obligados a unirse a
las filas de Boko Haram, según los datos difundidos hoy por HRW en un
comunicado.
Desde mediados de 2014, los combatientes de Boko
Haram han tomado el control de 17 gobiernos locales, algunos de los
cuales fueron liberados por fuerzas nigerianas y chadianas este mismo
mes, en el marco de la operación militar regional desplegada desde
febrero para combatir a los yihadistas.
"Cada semana que pasa,
nos enteramos de abusos más brutales de Boko Haram contra la población
civil", dijo el investigador de Nigeria de HRW, Mausi Segun. "El
Gobierno nigeriano debe convertir la protección de civiles en una
prioridad en las operaciones militares contra Boko Haram", sentenció.
Los entrevistados por la organización defensora de los derechos
humanos critican la inacción del Ejército nigeriano, al que acusan de
haber arrasado una localidad. El pasado diciembre, las fuerzas de
seguridad nigerianas atacaron y quemaron el pueblo de Mundu, cerca de
una base Boko Haram en el estado de Bauchi, donde murieron cinco
personas y 70 familias perdieron sus hogares.
Los aldeanos
aseguraron a HRW que Boko Haram no fue el autor del ataque. "Los
soldados nos gritaban en algo que sonaba a inglés, y que la mayoría de
nosotros no entendía", relató el líder de la aldea a los activistas. Las autoridades militares negaron tener conocimiento de este ataque y ordenaron investigar lo ocurrido.
Tras los ataques de Boko Haram a escuelas, hubo pocos casos en que
los militares nigerianos pudieran controlar la situación, y en alguna
ocasión los propios soldados ocuparon colegios e impidieron que se
siguieran dando clases, denunciaron residentes a HRW. Según la
investigación de Human Rights Watch, las fuerzas de seguridad nigerianas
no tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población
civil en sus operaciones militares contra Boko Haram.
"Los
civiles en el noreste necesitan desesperadamente protección de los
ataques de Boko Haram y nunca deben ser objetivo de los mismos soldados
que se supone les van a defender", dijo el investigador.
HRW
incidió en que la operación militar lanzada a mediados de febrero para
combatir a Boko Haram en el norte -donde la situación de inseguridad
llevó al presidente nigeriano, Goodluck Jonathan a suspender las
elecciones- no está protegiendo a los civiles. "Sin un mayor
esfuerzo para proteger a los civiles y la rendición de cuentas por los
abusos, la situación solo puede empeorar", apostilló Segun.
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