Se abre la veda de los pactos
lunes 23 de marzo de 2015, 00:00h
Escribo este artículo cuando aún no se ha escrutado el cien
por cien de los votos, pero parece que los resultados ya son inamovibles. Ya lo
han visto, Susana, no el PSOE, sino Susana Díaz en persona ha conseguido
47 escaños; Juanma Moreno, 33; Podemos, 15, Ciudadanos, 9 e IULV-CA, 5.
Ni UPyD ni el PA han llegado a ese cinco por ciento mínimo para obtener
representación. La participación ha superado ampliamente la de hace tres años,
más de tres puntos porcentuales, llegando hasta casi un sesenta y cuatro por
ciento, lo que indica que las nuevas fuerzas que han irrumpido en la campaña
andaluza han conseguido movilizar a un electorado apático que amenazaba con la
abstención. Si Andalucía ha sido el laboratorio experimental de lo que va a
ocurrir en el resto de España en las próximas citas electorales, aviados vamos.
Con estos datos el primer análisis pasa por comprobar que Susana Díaz,
pese a la campaña de imagen y a ese carisma del que algunos hablan, no ha
logrado superar ni tan siquiera a su antecesor en el cargo, Pepe Griñán,
que consiguió en 2012 ese mismo número de diputados con un porcentaje de casi
cuatro puntos más que ella. Segundo, que, como se auguraba, Mariano Rajoy se
equivocó al retrasar tanto el nombramiento de su candidato, Juanma Moreno quien,
pese al esfuerzo realizado, a su empeño por darse a conocer y pese a haber
superado a su contrincante en los debates televisados, ha acabado estrellándose
y perdiendo nada más y nada menos que diecisiete de los cincuenta diputados que
obtuvo Javier Arenas. Tercero, que Podemos ha perdido bastante fuelle,
bien por el miedo del personal a sus radicalismos, bien por los escándalos que
han sacudido a sus dirigentes y esos quince parlamentarios, con ser muchos, se
alejan de la meta de los veinte que se habían impuesto y que apuntaban las
encuestas. Cuarto, que Ciudadanos se convierte en la llave que puede utilizar
ahora Susana para formar gobierno aunque ese posible acuerdo, si se llega a
producir, puede pasarle factura a su líder, Albert Rivera, Y, quinto y
último, que comienza el principio del final de la histórica izquierda andaluza
de Julio Anguita que ha pagado el pato de sentarse en el Palacio de San Telmo
con el PSOE y al final se ha visto obligada a cederle los trastos a los
muchachos de Pablo Iglesias, una nueva generación que ha sabido
aprovecharse de la crisis para.sacar tajada electoral. Ese es el resumen rápido
y conciso de lo que ocurrió el domingo 22 de marzo en Andalucía. Vamos, más de
los mismo de los últimos 33 años, (en eso los andaluces somos los más
conservadores porque tenemos al PSOE conservado en manteca colorá nunca
mejor dicho), pero ahora con cinco partidos, dos más de los que había,
repartiéndose los 109 sillones del antiguo Hospital de las Cinco Llagas.
Y ahora comienza eso que pedía la presidenta y que fue la excusa para adelantar
las elecciones, acabar con la inestabilidad de su Gobierno. Ja, que me parto y
me troncho. Remedando a Soraya Sáenz de Santamaría, no te queda nada que
aguantar, bonita. Se abren varias posibilidades aunque.yo, en principio, apostaría
por una, el acuerdo con los muchachos del Albert Rivera y Juan Marín. A Susana
solo le bastaría con pedirle a Chaves y a Griñán que dejaran sus actuales
puestos en el Congreso y el Senado, respectivamente, para cumplir los
requisitos de posibles acuerdos que le ha exigido Ciudadanos. Me explico.
Susana, la lista más votada será la encargada de gobernar, pero le faltan ocho
diputados para conseguir la mayoría absoluta, que en Andalucía son 55.
¿Qué puede hacer? Podría pactar con el PP y le sobrarían 25 escaños; podria
pactar con Podemos, y le sobrarían 7; podría pactar con Ciudadanos y le
sobraría uno. A IULV-CA ni se le tiene en cuenta. O, claro, también podría
gobernar en solitario buscando acuerdos puntuales con unos y/u otros. Todo un
abanico de opciones que la reelegida presidenta tiene que sopesar rápidamente
para ir atando cabos y no dejar que corra demasiado el tiempo que juega en su
contra.porque tiene solo un mes para ser investida. Yo, de momento, apuesto el
órdago a unos acuerdos puntuales con Ciudadanos. Ya veremos. Cualquier cosa que
haga, desde luego, no va a dar más estabilidad a su próximo gobierno de la que
tenía con Valderas y compañía.Y, además, la bromita nos ha costado a los
andaluces nada más y nada menos que doce millones de euros, según ha reconocido
la Junta. Todo sea en loor y gloria de la gran Susana. Y en que se siga
repitiendo hasta la saciedad en Andalucía la máxima de El Gatopardo, ya saben,
que todo cambie para que todo siga igual. Porque de los más de doscientos imputados
por corrupción de los EREs, de los cursos de formación y de las facturas
falsas, ¿de qué corrupción me hablas? mejor ni nos acordamos. Enhorabuena,
presidenta.