El miércoles 11 de marzo
Fernando Jáuregui presentó en Madrid en la sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados su "
Historia vivida de España. De Franco a Podemos", un libro de 600 páginas publicado por la editorial Almuzara. Como canta la publicidad de Doña Guiomar, una empresa que viste a las novias y que debe su nombre a un amor clandestino de
Antonio Machado, al filo de las siete de la tarde, largas colas formadas nupcialmente por 400 invitados esperaban su turno de entrada en el Congreso para participar en el acto. El Congreso es la segunda casa de Fernando Jaúregui, que lleva más de cuatro décadas dedicado a la información política en prensa, radio y televisión. Fernando Jáuregui escribe excelentes libros y artículos. Pero ya cuando habla en una tertulia radiofónica o televisiva, el oyente tiene la impresión de oír al griego
Demóstenes, el rey de la oratoria occidental. Los latinistas, barriendo para casa, contraatacan diciendo que Jáuregui habla como Cicerón, una opinión que se cae por su peso porque Jáuregui, aunque tiene una alta autoestima, no se elogia a sí mismo con la frecuencia con la que lo hace el autor de las "Catilinarias".
Presentaron "Historia vivida de España
Jesús Posada, presidente del Congreso,
Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón,
Rodolfo Martín Villa,
Alfredo Pérez Rubalcaba,
Josep Antoni Durán y
Lleida y
Manuel Pimentel, editor del libro. Asistieron al acto
Cándido Méndez, el ministro de Justicia,
Rafael Catalá, y el secretario de organización del PSOE,
César Luena. También asistieron
Tania Sánchez, la periodista
Pilar Cernuda, con quien Jáuregui ha firmado varios libros, la actriz
María Luisa San José, Nicolás Franco, nieto de un hermano de
Francisco Franco,
Soledad Becerril y
Constantino Mediavilla, que ese miércoles, festividad de san Constantino, estaba en el Congreso celebrando su santo.
Abrió el acto Fernando Jáuregui que, parafraseando a
Francisco Umbral, comenzó diciendo irónicamente: "No he venido a hablar de mi libro". Manuel Pimentel, en su intervención, consagró a Jáuregui como decano indiscutible del periodismo parlamentario. Miguel Herrero, que la víspera del acto había enterrado a su esposa, declaró que Jáuregui relata lo que había observado como un mirón. Y es así como el autor se define a sí mismo en las primeras páginas del libro.
Rodolfo Martín Villa definió a Jáuregui como "una persona fiable y humilde". Llamar "humilde" a Jáuregui a solo 17 días de la celebración del quinto centenario del nacimiento de
Teresa de Ávila fue un gran acierto ya que la santa, cada tres párrafos, a lo largo de toda su obra, califica su vida como "ruin". La santa lo escribe así: "mi ruin vida".
Rubalcaba estuvo como siempre: brillantísimo. Mostró su desacuerdo con algunas de las interpretaciones muy críticas de Jáuregui respecto a Felipe González y Rodríguez Zapatero. Fue el presentador que con más entusiasmo elogió y recomendó el libro. En oratoria Rubalcaba es un auténtico crack.
Duran i Lleida dijo que venía algo indispuesto - y se le notaba una leve baja forma en sus primeras palabras - pero, tras pronunciar tres frases y ver que allí estábamos 400 personas dispuestas a levitar con su oratoria, se repuso instantáneamente. A partir de la tercera frase, enganchó el tema de la valoración positiva de la Transición que hace Jáuregui, se creció con el tema del problema de Cataluña y remató su discurso instándonos a dedicar más tiempo a arreglar nuestros defectos y menos a criticar a Podemos, porque le estamos haciendo al partido de
Pablo Iglesias una fabulosa campaña de publicidad.
Jesús Posada, presidente del Congreso, cerró con extrema brillantez el acto. Y nos recordó una frase de Felipe VI que Fernando Jáuregui recoge en su libro: "Tenemos un gran país, solo hace falta que volvamos a creérnoslo."
Tras esta inmersión en la reciente historia de España, me fui al Café Gadir de la calle Castillo, número 19, a 50 metros del metro Iglesia. Creía que iba a asistir a una lectura de nuevos poemas de
Silvia Gallego, autora del libro "Espía mi bolso" (Colección Anaquel de Poesía, número 25). Pero fue un error. La lectura había sido el día anterior. Pero había un gran espectáculo. El magnífico trovador
Enrique Sabaté cantaba romances maravillosos del Romancero Viejo. Eran romances que yo había memorizado leyendo la "Flor nueva de romances viejos" de
Ramón Menéndez Pidal. Fue otra experiencia poética e histórica memorable. Enrique Sabaté es también autor de un espléndido libro de poemas, "La palabra en juego", publicado en Alcalá de Henares por Domiduca Libreros.