Susana vencerá, pero no convencerá
martes 17 de marzo de 2015, 08:06h
El problema más grave que siempre han tenido los socialistas
es que confunden la parte con el todo, me explico, han sido tantos años gobernando
ininterrumpidamente en Andalucía que piensan que cualquier crítica que se le
hace a su Gobierno o a sus dirigentes es un insulto a Andalucía, Y como decía Ortega
y Gasset, "no es eso, no es eso". Cuando alguien critica la
corrupción de los EREs fraudulentos, de los cursos de formación falsos o de las
facturas manipuladas, no está ni mucho menos criticando a la sociedad andaluza,
sino a los Ejecutivos de Chaves y Griñán que permitieron por acción u omisión
que muchos altos cargos de la administración autonómica metieran la mano en la
bolsa y se llenaran sus bolsillos con dinero de los parados. Tanto en Madrid
como en Sevilla, la labor de la oposición debe de ser la de controlar al
Gobierno y denunciar cualquier chanchullo que se produzca. Si eso no puede
hacerlo en el Parlamento por la obstrucción sistemática de las mayorías, lo
hará en cualquier otro lugar. La cuestión es que treintaitantos ejerciendo el
poder de forma continuada son demasiados años para soportar cualquier crítica y
éstas se encajan muy malamente, sobre todo si las están oyendo varios cientos
de miles de electores.
El segundo debate a tres, esta vez en TVE, volvió a ser una repetición,
corregida y aumentada del primer enfrentamiento que se produjo hace una semana
en Canal Sur. Juanma Moreno mantuvo el tipo y estuvo sereno, claro y
conciso; Hizo propuestas concretas y denunció los abusos de poder que ha estado
cometiendo el PSOE y las carencias en la gestión de los gobiernos socialistas. Susana
Díaz perdió los papeles en varias ocasiones y abusó se histerísmos,
coletillas estudiadas, tópicos y demagogias, se envolvió de nuevo en la
blanquiverde como si fuese propiedad suya y hubiese llevado su bandera del
Betis a TVE, abusó de las referencias e insultos a Mariano Rajoy y se
dedicó a interrumpir reiteradamente los discursos de sus dos oponentes, tanto
que la moderadora se vio obligada a llamarle la atención en diversos momentos
del debate. Por su parte, el candidato de Izquierda Unida, Antonio Maíllo volvió
a ejercer de convidado de piedra en el mano a mano sin que sus propuestas
levantasen mayor interés pese a que sus intervenciones pretendieron mantener
una equidistancia entre los dos protagonistas.
Si en el anterior Susana perdió el debate por no saber mantener las formas, en
esta ocasión ha sido aún peor ya que, aunque no llegó a gritar ni a sacar a
relucir a los hijos de su oponente, no supo responder a los retos expuestos ni
a las críticas formuladas por Moreno. Si algo quedó demostrado es que Moreno
gana mucho en el cuerpo a cuerpo, mientras Susana es más de animar a las
grandes audiencias y se parece mucho más al Alfonso Guerra de los
mítines arengando a las masas de adeptos. Si hubiera que compararlos con divos
de la canción, Moreno sería más como Sabina, Serrat o Julio
Iglesias, y Susana se parecería más a su convecina de El Tardón, Isabel
Pantoja o a Rocío Jurado. Habrá que ver quien tiene más seguidores
el día 22-
No sé la audiencia que alcanzaría este segundo debate, imagino que rozaría más
o menos los cuatrocientos mil espectadores que contemplaron el anterior. Y lo
que es peor, no sé si habrá servido para algo porque me da a mí que ese
cuarenta por ciento de indecisos que señalan las encuestas tienen ya más que
decidido la papeleta que meterán en las urnas el próximo domingo. Lo único que
se me ocurre añadir después de haber soportado los noventa minutos de este
segundo debate a tres es aquella frase que don Miguel de Unamuno le
dedicó al general Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad de
Salamanca el 12 de octubre de 1936 tras una agria discusión: "Vencereis,
pero no convencereis". Eso es lo que va a ocurrir el domingo, lo mas
probable es que Susana vencerá en las elecciones andaluzas, pero cada día crece
el número de andaluces que están menos convencidos de su triunfo.