El PP va a necesitar un ejército de psicólogos para asimilar
ciertos datos de la encuesta del CIS sobre el Debate del Estado de la Nación.
El perfil que trazan los encuestados sobre quien será de nuevo salvo debacle su
candidato es a todas luces exagerado, fruto de un voto de castigo ciudadano
inevitable después de verle durante tres años tijera en mano, pero desde luego
es como para hacérselo mirar. Cuando un 75% te niega sensibilidad para
comprender sus problemas, no hay margen de error ni 'cocina' que lo arregle.
Manuel Marín defendió la tesis del castigo en La Linterna para
su resumen del CIS, "incluso por el propio electorado" de
Mariano Rajoy. Del
resto de datos escondidos en la encuesta, destacó el varapalo de los votantes
de UPYD a
Rosa Díez.
Juan Pablo Colmenarejo se inclinaba, por su parte, en el
triunfo personal de
Pedro Sánchez ante los suyos, con unos datos que mejoran
significativamente los que conseguían
Alfredo Pérez Rubalcaba y
José Luis
Rodríguez Zapatero. "Salió bastante más reforzado de lo que entró", añadió José
Antonio Navas, muy crítico con la actitud despectiva de Mariano Rajoy.
Sobre la imagen que se ha trasladado del debate, bronco y
descalificante, J
avier Fernández Arribas recordó que esa imagen "es la que
transmitimos los medios de comunicación" y quizá la causa del desinterés
ciudadano. En solfa también quedó el modelo que regula el evento y que a todas
luces necesita una revisión.
Una última reflexión sobre el debate fue el magnífico
estreno de
Alberto Garzón como cara y voz visible de IU, lo que parece
desmentir que la coalición de izquierdas esté en proceso de derribo. Una
encuesta en clave andaluza que desinfla enormemente las expectativas de Podemos
dá hoy, precisamente, un balón de oxígeno a sus aspiraciones.
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