Con una visión de futuro envidiable, el Gobierno británico
ha dado luz verde para que se puedan llevar a cabo pruebas con coches autónomos
en condiciones reales en su carreteras. Se realizarán a partir del próximo
verano y la intención es que sirvan de plataforma para el desarrollo e
inversión en esta tecnología.
Las pruebas se restringirán a vehículos en presencia de una persona, según
apunta un
comunicado. Según el Departamento de
transportes, este permiso se basa en el hecho de que no se han
encontrado barreras legales para que esta tecnología no pueda ser
testada en las carreteras británicas.
En la actualidad están trabajando en una especie de código de buenas
prácticas para que las empresas que decidan probar sus vehículos lo
sigan durante los test.
"Queremos que Gran Bretaña esté en la vanguardia de este excitante desarrollo,
para asumir una tecnología que puede transformar nuestras carreteras y abrir
una nueva vía de inversiones", dijo la ministra de Transporte, Claire
Perry.
La industria vinculada al coche sin conductor podría mover del orden
de 1,3 billones de dólares en 2025, según los cálculos del Gobierno
británico, con algunos de los principales fabricantes de coches del mundo, como
Daimler, de las empresas tecnológicas, como Google, invirtiendo ya mucho dinero
en una tecnología llamada a revolucionar la movilidad.
Este anuncio llega en un momento en el que la industria de la
automoción británica está creciendo con fuerza. El valor de los coches
exportados por Gran Bretaña se ha duplicado en los últimos diez años, y esta
nueva disposición es la gran esperanza para sostener a un sector clave en las
próximas décadas.