El ruido de la 'bancada' popular, muy parecido al que se escuchó el lunes en que tembló media España, ha sido todo un síntoma de que les estaba escociendo lo que escuchaban desde la tribuna y marcaron los momentos más brillantes de
Pedro Sánchez, todavía líder del todavía principal partido de la oposición diga lo que diga
Pablo Iglesias.
Quería hablar de la "España real" y lo estaba consiguiendo.Pero Rajoy se la tenía guardada como era de esperar y le devolvió el juego de preguntas envenenadas con una batería de datos económicos y alusiones a los ERE y, por supuesto, a la "herencia que ustedes nos dejaron. No vuelva a hablar de empleo, porque el PSOE no puede volver a hablar de empleo..." Y más cifras.
Lo de "miente usted, señor Rajoy" evidentemente no le había gustado.Y más ironía: "Una de las aportaciones más brillantes del señor Sánchez...", continuó Rajoy. El ruido esta vez procedente de la bancada socialista indicaba dónde tocaba rascarse ante la regañina pura y dura que le estaba cayendo a su secretario general mientras el veterano político gallego les daba cuerda con sus silencios.
Con un seco "demagogia y de la mala", Rajoy desbarató el intento de cortarle el discurso que protagonizó el diputado socialista
Manuel Pezzi desplegando una bandera andaluza en el Hemiciclo, aunque sí le hizo bajar el tono de un debate que por un momento parecía de verdad y que sólo recuperó cuando quiso hacer de 'profesor' del novato cuyo discurso, dijo, él mismo lo hubiera escrito mejor.
Una primera réplica que su Grupo aplaudió en pie una vez más.Al contrataque, Sánchez cometió un error con una respuesta que se notaba escrita de antemano y, sobre todo, al leerla de forma descarada. Una segunda intervención que entró en la materia oscura de la corrupción con un ataque directo a Rajoy. "Yo soy un político limpio "y "usted y su nombre están ligados indisolublemente al de Bárcenas, que por usted no pone la mano en el fuego ni la señora
Aguirre".Una respuesta que hizo revolverse a Rajoy, que no sólo no rehuyó el cuerpo a cuerpo sino que con una gestualidad a la que no nos tiene acostumbrados dio toda una lección de política al socialista. "Usted no ha dado la talla para ser presidente del Gobierno y yo le puedo decir estas cosas porque no llevo la réplica escrita", todo un gancho de derechas al que siguió el golpe definitivo: "No vuelva a hablar aquí, señor Sánchez, porque ha sido patético".
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