Subíos a la bici, andaluces
lunes 16 de febrero de 2015, 09:44h
¿Será un acto fallido lo que tuvo ayer
Albert Rivera? Dicen que cuando uno
suelta una perla así revela más de sí que cuando escribe una tesis
profundamente meditada. Es como poesía, y ya se sabe lo que tiene la poesía,
que sale de muy dentro y es verdadera. Les recuerdo la metáfora del presidente
de Ciutadans anunciando cuál sería su programa de Gobierno en el caso de llegar
a la Junta de Andalucía: «Nosotros no vamos a repartir pescado, nosotros vamos
a enseñar a pescar o a dejar que la gente tenga su caña de pescar».
La frase tié tela y no es raro que por haberla pronunciado le hayan caído a
Rivera chuzos de punta. Quienes viven en Andalucía -nada menos que Andalucía,
por Dios, ¡la región de España por la que más orgullo podemos sentir todos los
españoles!-, están ya bastante hartos de tener que soportar los insultos que
por ignorancia vierten sobre ella los políticos conservadores, ya sea de la
vieja o de la nueva derecha. A Rivera lo han tildado de soberbio, de faltón y
de grosero, y hasta han vinculado su supremacismo a un supuesto racismo
vergonzante...
Pues bien, yo creo que quienes esto
dicen están siendo tremendamente injustos con el presidente de Ciutadans.
Tachar a Albert Rivera de racista es andar muy errado, y no porque sus orígenes
medio andaluces lo vacunen contra esa lacra (las filas de los partidos
separatistas de Cataluña están repletas
de hijos de andaluces que muestran sin rubor racismo hacia sus padres), sino
porque su trayectoria política, siempre beligerante contra el nacionalismo, lo
desmiente. Así que pueden estar tranquilos los andaluces, que el insulto
soltado por Rivera no va con ellos.
Son los parados, los trabajadores con
sueldos de miseria, los jornaleros en precario, los perceptores de subsidios...
quienes deben sentirse ofendidos, porque el inconsciente insulto de la joven
esperanza blanca de la nueva derecha va hacia ellos. Lo que revela la metáfora
del antiguo militante del PP, hoy presidente de Ciutadans, es clasismo, no
racismo. Aplicar el famoso proverbio chino para diagnosticar el problema que
acosa a Andalucía es equivocarse de pleno. Supone hacer descansar la carga de
la culpa en las víctimas.
Lo que me sorprende es que un hombre
tan cool como él no se haya leído el
libro de moda de Owen Jones sobre La
demonización de la clase obrera. Tal vez esto le hubiera encendido la luz
de alarma antes de desnudarse con este desliz. Cuenta Jones una frase muy
famosa de un político de la época de Thatcher, esa mujer: «En los años
treinta, cuando mi padre se quedó sin trabajo se subió a su bicicleta y salió a
buscarlo». Así, «súbete a la bici» se convirtió en un cliché nacional. Cambien bicis por peces y ahí tienen a Albert Rivera.
Ramón Marcos, candidato de UPyD a la
presidencia de la Comunidad de Madrid.