Las patas privadas de la corrupción pública
martes 20 de enero de 2015, 12:15h
En algo se
tiene que entretener. Pero da cierta grima esa sensación de poderío que
transmite Francisco Granados en las
fotografías de "Interviu" que
le tomaron en la prisión de Soto del
Real mientras jugaba tranquilamente a las cartas. Es el último
testimonio gráfico de un presunto pez gordo de la corrupción política, en este
caso ni mas ni menos que el ex número dos del gobierno y del Partido Popular de
Madrid, devenido en presunto capo de la red de favores descubierto en la "operación
Púnica". Red de corrupción en la que supuestamente intervendría muy activamente el constructor David Marjaliza. Como en muchos
otros casos la opinión pública coloca su dedo acusador sobre el político
conocido, sobre Granados, pero a la inmensa mayoría de la gente y a una parte
no menos importante de los medios de comunicación se les escapa casi de rositas
el empresario o constructor, Marjaliza.
Con ello crece el desapego de la gente con las instituciones y los partidos
políticos pero apenas queda dañado el crédito de las empresas privadas
implicadas. Está pasando en el caso Gurtel, ahora en primer plano por la
acusación del fiscal: OHL, Isolux, Sacyr... supuestos donantes, desaparecen de
las informaciones como por arte de magia. En el caso de la "operación Púnica"
hay dos empresas claramente vinculadas dedicadas al suministro energético. Una
es Cofely, que según las investigaciones de la Guardia Civil se habría
beneficiado de forma directa durante dos años de adjudicaciones amañadas por la
red. La otra, de manera menos directa pero al parecer muy relevante, es la
multinacional Dalkia. En esta empresa, de matriz francesa, trabajaron nada
menos que cuatro de los implicados en la trama, de los cuales, dos, Constantino
Álvarez de la Cueva y Pedro García Pérez, fueron detenidos y acabaron entre
rejas. Álvarez, antes de ocupar el puesto de director comercial de Cofely, fue,
nada más y nada menos, director general de Dalkia. No parece que ningún medio
de comunicación tuviera demasiado interés por sus selfies en la cárcel. ¿Por qué todo el peso de la acusación
mediática cae sólo sobre los partidos, en este caso el PP, y no se llevan su
parte alícuota las empresas privadas? Es evidente que sin ellas las tramas de
corrupción serían imposibles, con lo cual cabe preguntarse qué hacen empresas
multinacionales como Dalkia y otras, para permanecer ocultas y no ser nunca
citadas.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
33461 | senig - 21/01/2015 @ 10:21:33 (GMT+1)
Tu lo que intentas es distraer la atención. El pagador intenta, medinate un practica ilegal, obtener negocio, que es para lo que estan la empresas. Y el cobrador ¿ que legitimidad tiene?
El mercado de la corrupción lo crean los que cobran, unos pocos, frente a los que pagan, la industria de los servicios (que son muchos).
Lo que cabe preguntarse es que hacen los partidos beneficiándose contínuamente desde siempre, por la cara.
Hace falta una ley que, quite de enmedio para siempre a las personas que cobran irregularmente, y ya veras como se acaba la corrupción.
Pero quien la ha de promover ¿los que cobran?
Saludos cordiales
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