De momento, Mariano Rajoy ha conseguido evitar el
espectáculo de mañana en el Congreso, donde no estará Ana Mato, cuya cartera
recae de nuevo en la multidisciplinar vicepresidenta Soraya Sáenz de
Santamaría. Pero todo tiene un límite y el presidente busca ya sustituto. Un
contrato improrrogable de un año escaso de duración que sólo puede aceptar un 'hombre'
del partido. Que tocan elecciones. Y el favorito en todas las quinielas es José Ignacio Echániz,
consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, muy por delante de la secretaria de
Estado, Pilar Farjas, una veterana que ha mantenido la maquinaria en marcha a
la sombra de la ya ex ministra, y con el permiso de Rubén Moreno, portavoz de Sanidad del
PP en el Congreso de los Diputados, cuyo nombre también suena con fuerza.
José Ignacio Echániz podría haber sido ya ministro en esta
legislatura. Currículo no le faltaba, médico y con buena formación económica,
forma parte del mobiliario del Partido Popular desde que se afilió a Nuevas
Generaciones a los veintipocos años.
Concejal, diputado... Fue consejero de
Sanidad de la Comunidad de Madrid hasta que
Dolores de Cospedal se lo llevó a
Castilla-La Mancha. Aunque vallisoletano de nacimiento (1963), sus raíces están
en Guadalajara.
Pero sobre todo es un hombre de partido, del Partido Popular
y especialmente de su política sanitaria. La crisis le ha puesto a prueba en su
CCAA, sanitariamente dependiente de Madrid en la práctica, pero tras las
protestas de hace un año por los recortes en la asistencia sanitaria de la
región, ha conseguido salir medianamente airoso.
Se apostaba por él para la
próxima legislatura si el PP se mantuviera en La Moncloa, pero igual se ve
obligado a adelantar el traslado al Paseo del Prado y correr el riesgo de quemarse
antes de tiempo.
La solución más fácil para Rajoy es, sin embargo,
Pilar
Farjas, secretaria de Estado, número 2 de
Ana Mato y la verdadera ministra en
la sombra dada la inexperiencia de su jefa en un Ministerio tan complicado,
como ha demostrado la crisis del Ebola sin necesidad de irse más lejos.
Pero Farjas, es
una técnica, supercualificada pero sin perfil político, salvo el presunto apoyo de
Alberto Núñez
Feijóo, y quizá no sea la persona adecuada en pleno año electoral.
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