Por ejemplo cambiar el PP, modificando su actitud frente a Cataluña.
Rajoy anuncia ahora que contestará a la carta que le envió el presidente de la Generalitat,
Artur Mas, tras el 9-N y anunció que próximamente viajará a Cataluña. "Tendré que explicar mejor que hasta ahora mis razones y mis argumentos", señaló. Ante la insistencia de los periodistas, Rajoy aseguró que su postura sobre Cataluña no ha cambiado, por lo que no aceptará ninguna consulta soberanista. Es, en todo caso, un cambio de actitud.
Cambia también el PSOE, puesto que cuando
Pedro Sánchez accedió a la Secretaría General del partido aún no veía tan peligrosas las orejas del lobo de
Pablo Iglesias y su 'Podemos'. Ahora sí, puesto que le disputa el papel de jefe de la oposición o líder del centro y la izquierda en unas hipotéticas generales celebradas en estos momentos. Ahora su insistencia, así como la de otros dirigentes socialistas, por iniciar un proceso de reforma constitucional demuestra que son otros tiempos y que hay que darle la vuelta a todo, hasta lo que hace poco parecía intocable: la Carta Magna del 78.
El Consejo de Política Federal del PSOE urgió el domingo a "abordar una renovación del pacto constitucional" a través de una reforma parcial de la Carta Magna como fórmula para hacer frente al "rupturismo" por el que abogan algunas formaciones, en
referencia a los independentistas y a 'Podemos', y el "inmovilismo" de otros, en alusión al Gobierno.
Y cambia, más que en ningún otro partido, el chip de IU. El coordinador federal de Izquierda Unida,
Cayo Lara, anunciaba por sorpresa que no será el candidato de su partido en las próximas elecciones generales. "Quiero anunciaros mi voluntad de no presentarme como candidato a las primarias para la presidencia del Gobierno", afirmó en la reunión del Consejo Político de IU celebrada en Madrid que abría el proceso hacia las primarias del 8 de febrero. "He tomado esta decisión porque quiero a esta organización y creo en el esfuerzo y en el trabajo", aseguró.
Después de 6 años al frente del partido, Lara abre así el proceso de renovación de IU, que, según los analistas, deberá responder al desafío que supone Podemos, partido que le disputa los votos por la izquierda, pero con el que podría concretar futuras alianzas. El sucesor más probable del actual coordinador federal, que seguirá ejerciendo esta función hasta la Asamblea General prevista para 2016, parece ser el joven
Alberto Garzón, quien elogió ayer el gesto de Lara y pidió unas semanas para reflexionar sobre la posibilidad de presentar su candidatura.
Y mientras,
Pablo Iglesias diseña una ejecutiva de Podemos de 62 miembros y un comité directivo de 10 vinculados a la Universidad, los movimientos sociales y la sociedad civil. Seguiremos informando...
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