Parábola de la paja, la viga y los ceses
viernes 14 de noviembre de 2014, 09:34h
Decía hace pocos días un cogecosas del PSOE, un docto
profesor y miembro de una conocida familia política sevillana, habitual en las
tertulias de Canal Sur y la SER y que siempre habla ex cátedra pontificando
sobre lo divino y lo humano, que todos aquellos que apoyaban la preimputación
de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el turbio y
escandaloso asunto de los EREs fraudulentos se iban a llevar una sorpresa por
parte del Tribunal Supremo, Por una vez y sin que sirva de precedente el
excelso tertuliano constitucionalista llevaba razón. La Sala Segunda del
Supremo, tan proclive a sobreseer y archivar aquellas causas que afectan a
altos dirigentes de los dos grandes partidos, nos ha dado la sorpresa a casi
todos al aceptar abrir una causa contra los dos últimos ex presidentes de la
Junta de Andalucía, tal y como le pedía en sus alegaciones la juez instructora Mercedes
Alaya quien remitió el caso al Supremo por el hecho de que tanto estos dos
preimputados como los otros tres ex consejeros supuestamente implicados en el
fraude de los EREs, Gaspar Zarrías, Mar Moreno y José Antonio
Viera, fuesen aforados por su actual condición de diputados o senadores.
Afirma en su escrito la Sala de lo Penal del Supremo que los indicios contra
los aforados "derivan de su posición de alta y especial responsabilidad
política dado los cargos que desempeñaban y de su intervención en las
decisiones de creación y mantenimiento del sistema que facilitaba esa forma de
proceder e incluso, respecto a alguno de ellos, en la ejecución de actuaciones
concretas de aplicación del referido sistema". Un sistema que, como todos
conocemos, se saltaba a la torera cualquier control para repartir fondos a
diestro y siniestro, a decir verdad, mas a siniestro que a diestro porque casi
todo iba para los sindicatos UGT y CC.OO y para individuos cercanos al PSOE
andaluz. Más claro, agua. Otra cosa muy distinta es que el Supremo logre sentar
en el banquillo y juzgar a estos seis señalados políticos andaluces. Permítanme
que lo dude.
Me cuentan que la noticia le llegó a la superpresidenta de la Junta, Susana
Díaz, cuando intervenía en el Pleno del Parlamento andaluz en el antiguo
Hospital de las Cinco Llagas. Acababa ella de volver a repetir lo de siempre,
ya saben, el discurso aquel de "combatiré la corrupción venga de donde
venga y caiga quien caiga", cuando un propio del partido o de su Consejo
de Gobierno le comunicó lo de Chaves y Griñán en el Supremo. Dicen que se le
cambió la cara, que se le demudó y que esa habitual sonrisa sarcástica de
suficiencia que esgrime cuando responde a los del PP se le tornó rictus adusto.
Y es que, claro, todo el mundo la ha oído reiterar hasta la saciedad la frase
de Pedro Zapatero Sánchez de que serán cesados y expulsados de sus
cargos y del partido inmediatamente todos aquellos miembros del PSOE que sean
imputados.
La pregunta ahora es lógica, se cae por su propio peso. Si el Supremo imputa
finalmente a Chaves, a Griñán, a Zarrías, a Viera y a Moreno, ¿se atreverán
Sánchez y Susana a pedirles que abandonen sus escaños en el Congreso de los
Diputados y en el Senado? Eso sería lo lógico después de haber exigido la
dimisión de Francisco Granados, el de la Púnica o del presidente extremeño, José
Antonio Monago, por lo de los viajes a Canarias a cargo del Senado. Pero ya
verán como no. Ya verán como Pedrito y Susanita se escudan en esa presunción de
inocencia que siempre es valida para los nuestros y nunca para los otros.Es lo
de siempre, lo de la parábola de la paja en el ojo ajeno y la viga en el
propio. Y no es un defecto del PSOE, es defecto de todos y cada uno de los
partidos del amplio espectro político nacional. No le den más vueltas, es lo
que hay y sólo tenemos lo que nos merecemos.