Podemos se fija en el Gobierno vasco
viernes 14 de noviembre de 2014, 09:28h
Jon Mujika, le hizo el pasado 26 de octubre
una buena entrevista a la antropóloga de Tolosa, Karmele Goñi. Solo le faltó el dato biográfico que Karmele
fue también burukide del Bizkai Buru Batzar al
final de los años setenta. De dicha
entrevista se podrían destacar muchas cosas.
Elijo una. "Recuerdo que un día, ya en Bilbao, hablaba en un autobús en euskera con mis hijos. Un señor obligó al conductor a parar y tuve que bajarme
entre insultos. ¿Olvidarlo? ¡Jamás!".
Algo
parecido le ocurrió a Rosa Parks, la mujer negra que desafió a la América
blanca en 1955.
De todo esto no hace tantos años. Algo parecido sigue
ocurriendo en Navarra con el euskera y la Sra. Barcina apeló a sus mayores en Madrid
para que acudan en su ayuda "ya que es una cuestión de estado". Pero la
gente joven, la que ha sido
educada en colegios y en ikastolas según el modelo D, no saben casi nada de
estas historias
de
persecución y afrenta. Lo han tenido
casi todo hecho y les es difícil comparar porque, entre otras cosas, no hemos sabido transmitir
aquellos años de horror y de infamia.
Pasaba el otro día las páginas de Deia y en la
sección de esquelas me llamó la atención una. La de Ikerne
Arredondo, viuda de Daniel Butron. Era una esquela más pero para mí tenía una honda significación.
Ikerne era hija de Luís Arredondo, hombre de la margen izquierda, burukide de
aquel Bizkai Buru Batzar presidido por Juan de Ajuriaguerra y al que le tocó la
guerra, el exilio y los años de plomo del franquismo. Ikerne, como hija de
aquel luchador, de aquel magnífico hombre de principios, había sufrido los
embates de un poder que había golpeado a su aita y a su familia.
Y le
recuerdo a Ikerne en todos los mítines y Alderdi Eguna de los primeros años
boreales, con su aita y con su trabajo fiel de presencia y apoyo a una causa
que comenzaba nuevamente a abrirse. ¡Y tantas familias como éstas!.
De
ahí que todo este debate español sobre partidos emergentes nacidos al calor de
una sociedad harta de ineficacia, harta de corrupción, harta de promesas
incumplidas, harta de espectáculos de suciedad personal increíbles, no me
asustan lo más mínimo. Si el nacionalismo histórico e institucional mantiene
las coordenadas de lo que ha sido su ejemplar historia de resistencia, de principios,
de acción, seguiremos siendo el eje de este país.
En el
Fórum Europa Juan María Aburto, consejero de Empleo, salía al paso de las
continuas críticas que lanza al gobierno vasco el sindicato ELA, nacido del
seno del PNV en 1911, apoyándose en el enorme interés que ha despertado la
organización Podemos que lidera Pablo Iglesias y que, tras las elecciones
europeas, anuncia que va a poner patas arriba el tablero político español.
Aburto, con buen sentido, indicó que frente a las críticas de ELA, para
Iglesias "su referencia de modelo de protección social es Euzkadi". "Alguien miente,
o ELA o Podemos" dijo el Consejero en referencia a esta aparente contradicción.
"Resulta curioso que para algunos somos un sindicato vertical, los adalides del
neoliberalismo pero para Pablo Iglesias, Euzkadi es su referencia de modelo de
protección social".
Una
discusión semejante la tuve con otro de los líderes de Podemos, Juan Carlos
Monedero, cuando una noche en Caracas, hace nueve años, me ponía como ejemplo
"las misiones" cubanas que había implantado el presidente Hugo Chávez. "Mira
Juan Carlos, le decía, se puede luchar contra la pobreza sin ser militar, sin
ayuda de un régimen totalitario como el cubano, sin coartar la libertad de
expresión, sin apoderarse de todas las televisiones, sin tener que aguantar a
todas horas el "Aló Presidente", sin insultar al adversario, sin manipular las
elecciones y sin tener militares en todos los puntos clave. Vente a Euzkadi y
estudia como lo hace el Gobierno Vasco y las Diputaciones en el área social".
Y ¡mira
por donde!, ahora resulta que como dice Aburto, para Podemos somos su
referencia. Si, ya sé que para ELA no. Pero es que la dirección de ELA hace
años ha dejado de ser un sindicato constructivo de país al practicar un
sindicato de trinchera y de tierra quemada. Del todo o la nada.
El análisis de Plinio
En su
día escribí que Gabriel García Márquez junto a Plinio Apuleyo Mendoza
trabajaron en Caracas con Alberto Elosegui y Karmele Leizaola en la revista
Momento y de cómo hace poco saludé a Plinio en la Casa de América en Madrid.
Plinio acababa de escribir a 6 manos junto a otros dos escritores un libro
titulado "El nuevo idiota".
En sus páginas se registran dos
realidades continentales. Predominan, de un lado, los países con gobiernos
democráticos de centroizquierda o centroderecha que avanzan por la vía del
desarrollo gracias a una real economía de mercado y al provecho obtenido de la
globalización. De otro lado aparecen aquellas naciones que han optado por un
populismo asistencial, con rasgos ideológicos heredados de Marx y de Fidel
Castro y bautizado pretenciosamente como socialismo del siglo XXI.
Al personaje que se mueve
detrás de esta última corriente lo han llamado, con perdón suyo, el idiota. Y
es que no es para menos. Lo define una vulgata ideológica inamovible según la
cual la pobreza corre por cuenta del imperialismo norteamericano y de las
oligarquías locales cuyos privilegios sólo pueden ser eliminados mediante
expropiaciones y el monopolio del Estado en todas las áreas de la producción.
Estos iluminados han llegado al poder en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua
e incluso en Argentina, gracias a la dinastía Kirchner.
Todos ellos tomaron como
sagrada Biblia el libro de Eduardo Galeano "Las venas abiertas de América
Latina". El propio Galeano, hoy con 73 años, acaba de confesar que cuando
escribió este libro era muy joven y no sabía nada de economía.
¿Cómo se explica que, pese
a estas impugnaciones dadas por la realidad a su credo ideológico, hayan
logrado llegar al poder en varios países en el continente? Tal éxito se le debe
a Chávez. Fue él quien dio alas a lo que llaman "el nuevo idiota". Más de una
vez hemos recordado cómo modificó el viejo catecismo castrista. Así, en vez de
aceptar que la revolución solo podría alcanzarse por la vía armada, demostró
que era posible llegar al poder por la vía electoral y desde el poder, con toda
suerte de artificios y las ofertas de un populismo asistencial, hacer la
revolución. ¿Influyó esto en ETA?
Ahora bien, ya ha llegado
la hora de comprobar los desastres del socialismo del siglo XXI mirando el caso
de Venezuela: deudas impagables, inflación nunca vista, moneda por los suelos,
total escasez y una terrible inseguridad, inflación del 70%, libertad de
expresión tutelada, poder judicial inexistente, destrucción del tejido
productivo, desabastecimiento de productos básicos y una juventud bien formada
emigrando del país, sin contar los casi tres mil presos políticos y un sistema
electoral intervenido y manipulado.
Luces y sombras aparecen,
pues, en este panorama de América Latina. Pero todo indica que el porvenir está
en el modelo de desarrollo que les apuesta a la economía de mercado, a la
educación, a una limpia democracia y no a los sueños y desvaríos de los nuevos
mesías.
Todo esto lo saben muy
bien Iglesias y Monedero, no en vano han sido asesores del gobierno de Hugo
Chávez y responsables de parte de esta situación. Saben también que con estas
recetas bolivarianas no engañan en Europa a nadie y de ahí viene que digan ahora
que ni son de derechas, ni de izquierdas y que buscan la centralidad. Lo que
quieren es el poder y saben que este hartazgo de la sociedad española lo pueden
canalizar, siempre y cuando no hablen de ETA, ni hablen de Venezuela. Y en eso
están.
Decía el primer ministro
italiano Matteo Renzi que "ser de izquierdas para mí significa cambiar las
cosas en nombre de la equidad y uniendo talento y caridad. Sueño con una
izquierda en la que el talento y la caridad, el mérito y las ayudas sociales,
se den la mano. Para mí la izquierda es cambio, no conservación". Palabra de
Matteo Renzi. Nada que ver con el bolivarianismo. Nada que ver con este
populismo camuflado que ha dejado Venezuela devastada. Y quien lo dude que se
vaya una semana a Caracas y nos lo cuente.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
31715 | Paulino - 14/11/2014 @ 12:23:55 (GMT+1)
Por eso en la Diana hicieron la V de victimismo. De eso se nutren los secesionistas estos.
31701 | Anasagastititis - 14/11/2014 @ 11:58:53 (GMT+1)
Ya estamos con el mito del euskera perseguido. En 1951 el Boletín Oficial del Estado publicó una orden del Ministerio de Educación Nacional, creando en la Universidad de Salamanca la Cátedra de euskera "Manuel de Lerramendi". En su parte expositiva el BOE dice sobre el euskera: "Es por ello deber inexcusable del Estado Español atender, en la medida más adecuada, el estudio, investigación y cuidado científico de este rico aspecto de nuestro común patrimonio cultural". Posteriormente, la acertada visión del citado ministerio se completó en el propio País Vasco con el acuerdo de la Diputación Provincial de Guipúzcoa del 29 de enero de 1953 para la creación del seminario de filología vasca "Julio de Urquijo"; así como posteriormente por el Ayuntamiento de San Sebastián que, en su pleno de 5 de diciembre de 1952 -siendo alcalde Juan Pagola Bireben-, autorizó la reanudación de las actividades de la cátedra de lengua vasca creada el 19 de diciembre de 1917 y acoplada a la declamación vasca fundada el 28 de octubre de 1914.
En plena dictadura el euskera resurgía manifestándose de varias formas como las revistas o modestas hojas parroquiales publicadas durante la dictadura franquista, como Anaitasuna (Vizcaya, 1953) Zeruko Argia (Navarra, 1954) JAKIN (Aranzazu-Oñate, 1956) o EGAN (San Sebastián, 1955). Asimismo en la enseñanza se legalizaban los primeros centros bilingües como el Liceo Santo Tomás de San Sebastián creado en 1961, catorce años antes de la muerte de Franco y pionero en su género. Surge como respuesta al problema de los escolares que habían iniciado sus estudios en euskera, lógicamente antes de 1961, y para conseguir los permisos legales se inscribió como "academia de vascuence". Y los consiguió, claro.
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