'El zoo de cristal', de Tennessee Williams, de la mano de Francisco Vidal, en el Fernán Gómez
miércoles 12 de noviembre de 2014, 17:11h
Una nueva adaptación de "El zoo de cristal", de Tennessee Williams (1911-1983), ha sido llevada al escenario. En esta ocasión, del Teatro Fernán Gómez (Sala Guirau), bajo la dirección de Francisco Vidal, con adaptación de Eduardo Galán e interpretada por Silvia Marsó (Amanda), Alejandro Arestegui (Tom, el hijo), Pilar Gil (Laura, la hija), y Carlos García (Jim, el compañero en la zapatería donde trabaja Tom, y antiguo compañero de instituto de Laura).
"El zoo de cristal" retrata los demonios familiares y la vida cotidiana de los Wingfield, una familia del Sur de los Estados Unidos, en la década de los 30 del siglo pasado, en plena crisis económica tras el crack de la bolsa en el 29, los suicidios desde los rascacielos de Nueva York, y el pesimismo generalizado en una sociedad, la norteamericana, que muy pronto se vería abocada a participar en la II Guerra Mundial. Los sueños y la realidad, los deseos y las fantasías se sumergen y emergen constantemente en la acción y están presentes a lo largo de toda la obra.
Amanda es una mujer obsesionada con salir de la pobreza y sacar adelante a sus dos hijos, Tom y Laura. Laura es una joven cuya cojera le ha hecho ser extremadamente insegura y cuya única obsesión son sus figurillas de cristal. Tom trabaja en una zapatería como dependiente y no ve salida a un futuro mejor. Está harto de la sobreprotección constante de su madre. Ella, Amanda (encarnada por una intensa, magnífica, Silvia Marsó), no para de dar vueltas a la idea de encontrarle un pretendiente a su hija y hacer de su hijo un triunfador. Es la única forma que tiene de compensar su propio fracaso matrimonial. Escogió al hombre equivocado, un trabajador de la compañía telefónica que abandonó a Amanda y a sus dos hijos, pero cuya presencia es constante, a través de su mirada y su sonrisa seductoras desde una foto de gran tamaño sobre la pared del salón, y que preside la vida familiar de los Wingfield.
Silvia Marsó ha puesto los adjetivos más atinados al personaje que representa: "la acaparadora, la tierna y la neurótica, la protectora y la autoritaria, la obsesiva, la arrepentida y posesiva, la culpable, la ilusionada, la combatiente y la feliz". En cierto modo, todas las madres del mundo pueden verse, en todo o en parte, retratadas en Amanda.
Autor de éxito
Tennessee Williams es uno de los autores más emblemáticos del teatro estadounidense tras la II Guerra Mundial. Estudiante universitario mediocre, desempeñó trabajos de lo más variopinto hasta 1945, año en que se representó en Broadway su primera obra, "El zoo de cristal", que fue Premio del Círculo de Críticos Teatrales de Nueva York a la mejor obra de la temporada. Se llevó al cine en 1950 y se ha representado en todo el mundo. Es la primera de tres obras de Williams que han sido representadas en todo el mundo. Las otras dos son la también emotiva "Un tranvía llamado deseo" (1947), adaptada al cine y dirigida por Elia Kazan en 1951, y que le valió al autor su primer Premio Pulitzer de Teatro. El segundo se lo proporcionó "La gata sobre el tejado de zinc caliente" (estrenada en 1954 y rodada en 1958 por Richard Brooks).
Con una estupenda adaptación de Eduardo Galán, Francisco Vidal ha pronunciado ligeramente los aspectos humorísticos de la obra de Williams, sobre todo en la actitud de Amanda, que navega entre lo obsesivo y lo compulsivo de su personalidad, pero que a veces roza también lo grotesco, a fuer de sobreprotectora. La actriz Silvia Marsó ha entendido y desarrollado a la perfección la idea del director y hace un papel sobresaliente en esta nueva Amanda del Fernán Gómez. La escenografía (Andrea D'Odorico), el ambiente sonoro (standards musicales de la época, el viento, la tormenta,...), a cargo de Tuti Fernández y la iluminación (Nicolás Fischtel), contribuyen muy eficazmente a pronunciar el tono de creciente incomodidad entre los personajes de "El zoo de cristal", una obra de obligada revisión para los amantes del teatro del maestro norteamericano o, simplemente, para los espectadores amantes del buen teatro en general. Unos y otros podrán disfrutarla hasta el 30 de noviembre.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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