Verán ustedes cómo ahora va alguien y comete un error gordo...
lunes 10 de noviembre de 2014, 12:14h
Por supuesto que en los cenáculos políticos madrileños, y no solo
madrileños, ha caído como una bomba lo ocurrido este nueve de noviembre. Que
dos millones doscientas cincuenta mil personas acudiesen a las urnas de cartón
para votar, en un ochenta por ciento, según los recuentos sin garantías, un
doble 'sí' a la independencia de Cataluña, no puede ser considerado
como un hecho intrascendente por su falta de justificación jurídica ni por sus
muchos defectos formales. Ni puede quedarse en la sensación de un mero desafío
'propagandístico' al que hay que responder con leyes, tribunales,
jueces, fiscales y hasta policías. Tampoco es un plebiscito a favor de Artur
Mas, por mucho que él parezca pensarlo, y menos aún a favor de Oriol Junqueras,
por mucho que él quisiera aparentarlo. Actuar conforme a todos esos
planteamientos sería una equivocación. Algunos ya han empezado, a nuestro juicio, a equivocarse.
Pues que no se equivoquen:
que ha llegado el momento de encerrar a fiscales, magistrados e intérpretes de
las leyes 'a favor de parte'. Ha llegado igualmente el momento de
abandonar posiciones de chulería y los desplantes, con perdón, toreros, del
tipo 'ahora, que me persigan los tribunales por lo que he hecho'.
Déjense ambas partes de jugar con el fuego de las represalias versus el
tradicional victimismo: es la hora de normalizar las relaciones 'entre
Barcelona y Madrid', de pacificar las tensiones familiares y entre amigos
que este 'juego' del 'referéndum que no fue' ha causado
en la sociedad civil catalana. Es la hora del diálogo y no del requerimiento
jurídico; ni siquiera es la hora del palo y la zanahoria. Es, en suma, la hora
de hacer algo diferente a lo que se ha hecho.
Ocurre que tanto Mariano
Rajoy como Artur Mas, que son quienes tienen que encabezar, sin intermediarios
como hasta ahora, ese diálogo, están sujetos a presiones importantes para que
caigan en el error de adoptar posiciones duras. Del orden del 'aquí se
cumple la ley y vamos a exigir responsabilidades penales a quienes, a juicio de
los tribunales, la hayan incumplido', por un lado; y del 'ahora
vamos al referéndum de verdad, pase lo que pase y escueza lo que escueza a
Madrid', por otro. Ni los 'duros' que llaman en estas horas a
La Moncloa para forzar este camino, ni los ya no tan 'aliados' de
Convergencia, es decir, esa Esquerra que es responsable de tantos dislates en
la historia de Cataluña, deben tener ahora una capacidad de influencia que
resultaría, a nuestro juicio, extremadamente
peligrosa.
Haríamos todos mal en
aferrarnos a que cuatro millones de catalanes no votaron, lo que es cierto, o a
que el proceso tuvo ribetes bananeros, que también lo es. Pero, para quienes, como nosotros hicimos, se acercaron a hablar con los ciudadanos que poblaban las
colas para ir a votar, hay mucho más que eso: hay un número grande de
descontentos con 'Madrid', con las actuaciones del Gobierno central
(de los gobiernos centrales, que algún día habrá que analizar lo que hicieron
Zapatero.Maragall-Montilla), de las instituciones.
Hemos
percibido con toda claridad el sentimiento de lejanía que muchos catalanes,
amigos y para nada independentistas -ni 'pelotas
del PP'--, sienten; por eso, porque se ha abandonado la vía
política en los dos últimos años, muchos han ido a votar este domingo lluvioso
en esa consulta llena de irregularidades en lo que
los participantes han considerado, sin pensar en las consecuencias, una
jornada festiva. No lo fue para el resto de España, que contempló con aprensión
las imágenes de largas colas de ciudadanos catalanes que iban a ejercer lo que
se les ha inculcado como 'su derecho a votar'. Lo tienen. Pero ese
derecho, como, en el fondo, todos los derechos y los deberes, tendría que
haberse negociado hace mucho: habrían de haberse pactado el tiempo, la
pregunta, las formas legales, las garantías y el contexto en los que esta
consulta debería haberse enmarcado. Y deberían haberse tasado los efectos que
iba a producir.
Ahora ya es tarde para soluciones
apresuradas: la sociedad civil catalana está dividida, la 'marca
Cataluña' ha sufrido un quebranto internacional, Mas está más solo que
antes de tener la compañía de dos millones doscientos y pico mil votos y Rajoy
aparece más desgastado aún que la semana pasada, cuando una encuesta del CIS le
presentó como el más impopular de los dirigentes políticos. Fíjese usted,
amable lector, la que se ha montado. Mucho más,
desde luego, que ese encogimiento de hombros oficial, despachando la cosa como
una mera táctica 'propagandística': a nuestro juicio, en la noche
del domingo debería haber sido el mismísimo Rajoy quien compareciese ante la
televisión, y no apenas el ministro de Justicia para, en un mensaje de dos
minutos, sin preguntas, despachar la cosa
como una mera táctica 'propagandística'. Casi como si hubiese sido
un festival de música. Y no era eso, no era eso.
Es la hora también del
realismo. Demasiadas veces hemos visto -la última,
como decíamos, la noche de este domingo--cómo nuestros representantes
avestruces edulcoraban la realidad para acomodarla a sus deseos. Pero la
verdad es que ha habido, este domingo en
Cataluña, una cierta quiebra del Estado, al menos tal y como venimos
concibiéndolo. ¿Qué más hace falta para que quienes pueden y deben hacerlo
reaccionen con contundencia -que es lo contrario de las soluciones
judiciales-policiales o de las posiciones chulescas--, con eficacia, mirando a
los ojos a los catalanes y a todos los demás españoles? De acuerdo: la
independencia no se negocia, claro que no. Pero hay otras muchas cosas que
negociar. Todo, menos mirar para otro lado y
esperar a que este problema también se pudra. Eso, que la solución llegue por
la vía de esa podredumbre, es algo que ya no va a ocurrir; no, al menos, en
esta cuestión, tan vital para la idea de España.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
31582 | Teseguite - 11/11/2014 @ 11:59:45 (GMT+1)
¿Qué hay que negociar con el que ha violentado la Ley?. ¿Qué concesiones hay que dar a los golpistas?. ¿Qué hay que negociar con los tejeros catalanes?. ¿No se da cuenta que esto es una GUERRA, de momento no violenta (de momento), una confrontación total que ha declarado el separatismo catalán a los españoles?. Convénzase: ellos nos ven y se comportan como nuestros enemigos. Su proyecto basado en el odio es independizarse de España gratis total y arruinarnos de paso. No es nuevo. Su traición empezó el mismo día que los españoles aprobamos masivamente la constitución en diciembre de 1978. El separatismo catalán viene a romper España en pedazos, a quedarse con nuestra riqueza y a arruinarnos a los españoles. Al menos a los españoles normales. No sé si sus terminales mediáticas en Madrid sí recibirán su compensación, aunque me extraña. Vd califica como estadista a Chamberlain y, si me apura, al mismísimo Mas. Vd ha colaborado demasiado con ese proyecto de romper España y parece que lo quiere hacer hasta el final. España debe asimilar lo que nos jugamos y saber que nos estamos enfrentando a un enemigo declarado que ya cruzó el Rubicón y que viene a por nosotros. El modelo del separatismo catalán es el de la Alemania de los años 30. Odio. Odio. Odio. Y más odio al enemigo. Las masas son instruidas y criadas en el odio, ya sea al infrahumano judío o eslavo o al infrahumano español. Vd, como Chamberlain, apuesta por los acuerdos de Munich de septiembre del 38 para pacificar a la bestia. Pero eso no evitará la invasión de Polonia de septiembre de 1939. La semana pasada ya se sabían los resultados del pucherazo del domingo. Los han inflado todavía más en un 10% para sacar pecho. Todo lo que no sea aplicar el 155 es totalmente inútil. La ley debe volver a Cataluña y los golpistas enemigos de España deben ser encarcelados. Sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas. Esa es la forma en que el estadista Churchill se enfrentó a la bestia que amenazaba a los británicos.
31562 | kroker - 10/11/2014 @ 19:37:42 (GMT+1)
Subvertir el orden constitucional, da igual que se haga con metralletas y bigotes, que con urnas de cartón puestas por sediciosos al más típico estilo bananero. ¿Negociar el qué?. Máxime cuando ya una de las partes le ha dado un plazo de dos semanas a la otra ¿para la rendición será?, porque más que emplazar a una negociación parece un ultimátum. En fin Sres. De DC, sigan pensando ustedes que los duendes existen, y que todo se soluciona alrededor de una mesa con una buena botella de vino y unos puros. Mas y su acólitos hace tiempo que tienen el camino marcado, y le marcan el paso a este INÚTIL que tenemos de Presidente. Llegará el día de las elecciones plebiscitarias, y pasará lo mismo que ayer, y entonces cuando se consuma el pucherazo y se declare la independencia de manea unilateral, que hará el bobalicón de Rajoy?.
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