¿Qué hará entonces
Mas? El presidente de la Generalitat se debate entre dos
alternativas. La primera consistiría en coger el toro por los cuernos y
desobedecer al Constitucional, tal y como le piden el resto de las fuerzas
soberanistas, principalmente ERC y la CUP. Pero esa actitud puede tener graves
consecuencias y acabar incluso con la inhabilitación del president.
Para no llegar a ese extremo, Mas tiene, como siempre, un plan B consistente
en dejar la consulta en manos de la sociedad civil. Si son los ciudadanos
quienes organizan el referéndum alternativo, ni Mas ni el resto de miembros de
su Govern correrán el riesgo de verse ante los tribunales por haber recurrido a
la desobediencia.
Por eso, el presidente catalán se plantea convocar mañana mismo, como mucho
el miércoles, en cuanto se conozca la resolución del Constitucional, el Pacto
por el Derecho a Decidir. Se trata de un grupo que aglutina a más de 300
entidades favorables a la consulta y que está capitaneado por el ex presidente
del Parlament
Joan Rigol.
El Pacto por el Derecho a Decidir podría tomar, a instancias de Mas, las
riendas del proceso. No sería complejo, porque las mesas para los votantes ya
están asignadas y muchos de ellos ya han imprimido las papeletas para
asegurarse de poder votar en caso de que se impida su distribución en los
colegios electorales el 9-N.
Además, de forma oral, el Govern ha dado instrucciones a los directores de
los institutos para que abran y cierren los centros durante la jornada de la
nueva consulta. La Generalitat asegura que estos funcionarios son todos
voluntarios y así podrá lavarse las manos en caso de que se la acuse de
instigar a funcionarios a desobedecer a los tribunales.
Y mientras Mas toma su decisión, la campaña electoral a favor del referéndum
alternativo ha seguido su curso durante el fin de semana. ERC ha llamado a la
participación a los votantes del no argumentando que el proceso es de todos los
catalanes. Y CDC y Unió han hecho campaña de forma separada por primera vez en
la historia, porque los democristianos no quieren participar en actos en los
que se reclama la independencia, sólo demandan que se pueda votar.
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