¿Justicia militar por supuesto?
lunes 03 de noviembre de 2014, 08:10h
"Un
grupo de soldados españoles maltrató en 2004 a dos prisioneros iraquíes en
Diwaniya, la base del Ejército en Irak. Así lo muestra un vídeo, de 40
segundos, en el que se aprecia cómo los soldados la emprenden a patadas contra
los presos. "¡Jo! A este se lo han cargado ya", se escucha. Es la primera vez
que salen a la luz malos tratos de militares españoles en la guerra de Irak, de
cuyo comienzo se cumplen 10 años"
Así
comenzaba una de las informaciones y análisis de Miguel González, excelente
especialista en temas militares de El País, tras haber puesto sobre el tapete
las torturas o malos tratos de soldados españoles en la no declarada, pero
guerra de Irak. Un tribunal militar comenzó las investigaciones para localizar
y procesar a los entonces soldados por delitos contra los usos de la guerra o
algo así. Es la justicia militar en España que se pone en marcha contra
algunos, lo que fue recibido, en
general, con esperanzas por la opinión publica.
Pero
después de identificados e iniciado el proceso, resulta que ese delito, que se
recoge en la Convención de Ginebra, es para soldados, no para "terroristas". Es
la doctrina que aplicó George Bush para justificar la prisión de Guantanamo, en
la que los recluidos no gozan de los derechos de los combatientes. La decisión
de la justicia militar española con esos soldados procesados estará muy
probablemente, ajustada a derecho. Pero los ciudadanos -al margen de lo que
justifique la doctrina Bush- también
tenemos derecho a escandalizarnos de las decisiones ajustadas a derecho.
Este
asunto no era eso de usos de la guerra, sino que se trataba de torturas o malos
tratos simple y llanamente. Pero no se entendió así. Tal vez la justicia penal
ordinaria hubiera actuado de otra manera, pero entramos en una maraña de
jurisdiciones y matices: que si fuerzas expedicionarias, que si aquello era o
no una guerra, que si competencias... Pero ¿Todo esto va a quedar impune?
¿Tienen
los terroristas derechos a pesar de lo repugnante de sus acciones? El cuerpo
puede sentir repugnancia y asco, pero en nuestra legislación, todos, incluso
los terroristas, tienen derechos. Una persona, por ejemplo, terrorista confeso,
sale de la cárcel, intenta asaltar un cuartel militar y la guardia le detiene
y, mientras llega la policía, unos guardias militares del cuartel, lo apalean.
Es un terrorista.
Cualquier
jurista desmontará este argumento, entre otras cosas, por simplista y ramplón
desde el punto de vista jurídico, pero todo lo que está pasando, nos lleva a
pensar en la necesidad de reformar la justicia militar, me dicen. Yo no puedo
estar de acuerdo. Lo que hay que hacer con esa justicia militar es suprimirla.
Ya hubo magistrados del Consejo General del Poder Judicial que, en su día,
intentaron introducir eso en el Libro Blanco de la Justicia, pero fueron
derrotados. Suprimirla salvo para casos super excepcionales como en fuerzas
expedicionarias y con las máximas limitaciones y garantías.
Ahora
no se qué pasará con estos militares que apalearon, al parecer, no a dos
personas, sino a dos terroristas, pero quizás la jurisdicción penal ordinaria
tendrá algo que decir. Esta justicia militar no defiende, precisamente, la idea
que los ciudadanos deben tener de su ejército. Y eso sin entrar en otras actuaciones
en el mundo jurídico militar y su "respeto" a la jerarquía tradicional, como se
ha visto en los últimos tiempos.
Si,
muchas cosas pueden estar ajustadas a derecho, pero existe también el derecho a
escandalizarse. Y a pedir la supresión de una isntitución obsoleta.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
31244 | no te lo pongo que me da la risa - 03/11/2014 @ 20:54:56 (GMT+1)
quizás habría que empezar por revisar nuestro código penal, quizás tan blando con quienes no debería serlo, que nos escandalizamos cuando a un terrorista le aplican la doctrina parot y no lo hacemos cuando encarcelan a una madre por quemar al violador de su hija, o queremos satisfacer los derechos de aquellos que tras ser capturados se acogen a no se convenciones a las que no tienen el menor problema en repudiar mientras deguellan el cuello de aquellos que se suponen infieles, quizás debiéramos empezar por casa, y dejar de rasgarnos las vestiduras, amparandonos en la ética, la moral y el supuesto progreso de nuestra sociedad, que ampara a los malhechores y desprotege a los ciudadanos de bién. Dejémonos de pamplinas y empecemos a llamar a las cosas por su nombre, con el dinero de mis impuesto no quiero amparar ni a terroristas, ni a yihadistas, ni dar de comer a políticos corruptos y desde luego no me interesa la opinion de aquellos que ganan dinero sembrando la duda de si lo ético y lo moral, podría serlo o no.
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