Carta abierta a mi compañero Tomás Gómez
jueves 30 de octubre de 2014, 11:48h
Querido Tomás:
Con motivo de la 'Operación Púnica',
ha habido tres intervenciones dignas de comentar. La primera, la de Esperanza Aguirre,
como siempre lista y oportunista, fue la primera en salir a la palestra para
renegar de su colaborador Granados, pedir perdón y decir que no conocía a los alcaldes.
Al día siguiente, ante el aluvión de información de hemeroteca, rectificó y dijo
que se había expresado mal. ¡Ay la dislexia! Que quería decir que ella no los
había nombrado. Gentes de su partido se han apresurado a desmentirlo asegurando
que en el PP de la Comunidad
de Madrid no se mueve ficha si la lideresa no lo autoriza. En
resumen, mintió descaradamente, se hizo la indignada y la víctima, pidió
perdón, imagino que con la boca pequeña y, evidentemente, ni se le ocurrió
dimitir. La segunda intervención ha sido la del presidente del Gobierno, lo ha
hecho por duplicado: Senado y Congreso. El Sr. Rajoy pide perdón pero, como nos
tiene acostumbrados a hacer de Don Tancredo, las pocas cosas de corrupción que, según él, había el día antes: Gürtel, Bárcenas, sede PP, Acebes, Fabra, Rato
y Blesa y las tarjetas, Comunidad Valenciana, Mata, en menos de 24 horas, se
habían convertido en problemas. Por cierto que el presidente de la Generalitat de Valencia,
señor Fabra, cuando le preguntaron a la entrada de la sede del PP en Madrid
si debía de expulsar a Rato del partido, contestó que sí mientras que mantiene
en su puesto a la alcaldesa de Alicante con lo cual nos ha demostrado que
nosotros del cinismo no sabemos ni la teoría. A lo más que han llegado es a decir que
suspenderán de militancia a los implicados. Nadie se hace responsable y nadie
dimite.
Por último, tú tuviste una
intervención en televisión y creo que fuiste sincero y estabas al borde de las
lágrimas y estabas hecho polvo. Al alcalde de Parla no sólo lo pusiste tú, eres
su amigo de toda la
vida. Dijiste que tenías la esperanza y repetiste la palabra
dos veces de que estuviera limpio. Quiero recordarte la dimisión de Carlos Solchaga cuando
la historia de Mariano Rubio,
y Carlos ni siquiera lo había nombrado; y también la dimisión de Pepe Borrell
cuando se destapó el asunto de los inspectores de Hacienda que ni siquiera eran
nombramientos políticos pues eran funcionarios. Tomás, si desgraciadamente
queda claro que el alcalde
de Parla es parte de la red corrupta, creo que por coherencia y por decencia,
debes presentar tu dimisión. Sé que es duro y personalmente me duele pues sabes
que te tengo mucho aprecio pero al igual que hicieron Solchaga y Borrell, hay
que demostrar que los socialistas tenemos ética y no somos ni actuamos igual
que los otros.