Bicicletas en la jungla de asfalto
lunes 27 de octubre de 2014, 10:02h
Si el
peligro de tener que sortear ciclistas por la acera, cuando uno camina tranquila y confiadamente por ella, fuese
poco, ahora surgen en Madrid y en otras
grandes ciudades españolas una especie de carreras clandestinas de ciclistas que multiplican por varios
enteros ese riesgo. Ya les han puesto nombre: alleycats.
Suelen hacerse al atardecer, casi de noche, cuando la
densidad del tráfico es mucho menor y hay menos policía en las calles. No hay premios en metálico; sus participantes no buscan los
micrófonos de los grandes espacios deportivos nocturnos que duermen a media
España, porque no quieren notoriedad que traspase el reducido -por ahora-
círculo de los kamikazes de dos ruedas. Se trata solo de llegar cuanto antes de
un lugar a otro de la ciudad, pasando por varios puntos fijos que ya conocen
los participantes antes de iniciar la carrera.
No hay reglas, ni itinerarios comunes.
Es la ley de la selva. Gana el mejor, el más fuerte, el más rápido, el que más
habilidad muestre para esquivar coches, motos, peatones u otros ciclistas. Y si
para eso hay que saltarse semáforos, recorrer
calles en dirección prohibida,
tirar al suelo a algún viandante o reducir al policía de turno que intenta parar
al kamikaze, pues se salta uno el disco, va
en sentido contrario, empuja a la
viejecita de turno o patea al poli sin contemplaciones ni mala conciencia. Se trata -como digo-de llegar el primero, o entre los
primeros...
Una súplica, señores alcaldes
Generalmente
no busco con estos comentarios que el lector me dé la razón. Prefiero tenerla
antes que conseguir su beneplácito. Lo siento, soy así, me
basta con poder expresar mi punto
de vista, saberme más cerca de la verdad que conseguir esa palmadita en la
espalda de quien no había reparado en ella. Pero esta vez busco justamente lo contrario. Señores alcaldes, señores ediles (madrileños,
sevillanos, zaragozanos,valencianos, barceloneses, conquenses, bilbaínos,
orensanos, pacenses o vallisoletanos, me
da lo mismo...), no me digan que tengo razón, pero hagan algo para evitar la proliferación de ciclistas por
calles peatonales y aceras , y
más aún de estas alleycats. Den ustedes, por favor,
alguna indicación a sus policías municipales para intentar acabar de una vez con estas manifestaciones incívicas
y estos atentados a la libertad individual y al disfrute de la ciudad por
parte de todos sus habitantes y visitantes. Espero que no haya que lamentar
antes varias víctimas, como desgraciadamente sucede casi
siempre en este viejo país de locos, antes bajitos y morenos, y ahora altos
y rubios, como el marinero que esperaba doña Concha Piquer con ese
tatuaje marcado en el pecho que a la cupletista volvía tan loca, según nos
cuenta en una de sus más sentidas canciones.
¿De
Madrid al cielo? Si no cambiamos esto de la toma de aceras
por parte de los "bucólicos" ciclistas , y más aún de esas
carreras clandestinas de bicicletas
y si, de paso, damos también
con la fórmula de acabar con esas
caídas de gruesas ramas de los árboles
que ya se han llevado por delante a dos honrados ciudadanos, pronto va a tener que acuñarse
una nueva frase que, a modo de slogan publicitario, recoja esta nueva y
lamentable realidad: "De Madrid al
cementerio". Y donde digo "Madrid" , digo cualquier otra ciudad o pueblo, a cuyos ciudadanos seguro
que esta canción sobre ruedas ,
no les suena a nada extraño.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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