Este jueves y viernes habrá Consejo de la UE. Según el
proyecto de orden del día, en el punto segundo se abordará la situación
económica de la Unión Europea basándose en una exposición de la Comisión.
Previsiblemente, Francia y sus presupuestos ocuparán una buena parte de
las discusiones, con Alemania como principal opositor. Ayer se reunían
los ministros de finanzas de ambos países. Es mejor preparar una hoja de ruta
antes del Consejo. Entre lo acordado, trabajar para impulsar la inversión y
acelerar las reformas económicas para reactivar la estancada economía de la
zona euro. Alemania, "dentro de los límites de lo que se puede hacer",
dice estar decidida a hacer cualquier cosa para reforzar la inversión. Quizá,
la advertencia que ayer hacía el Bundesbank de poco o nulo crecimiento
económico alemán en la segunda mitad del año, esté rebajando la postura alemana
en contra de un mayor gasto público y su opinión de que la sostenibilidad de la
deuda no se gana saliéndose de la senda de la consolidación fiscal. En el lado
contrario, Francia, que la semana pasada envió un presupuesto a las autoridades
de la UE rompiendo los compromisos de reducción del déficit. La presión
alemana para que Francia aplique una mayor disciplina fiscal sigue siendo
muy alta. El ejecutivo francés ya ha anunciado que no cumpliría este año el
objetivo del 3%. No obstante, a Alemania no le interesa tensar demasiado la
cuerda. Su economía se resiente y necesita mantener buenas relaciones con sus
grandes aliados europeos en unos momentos en los que lo que menos interesa
es aumentar la intranquilidad sobre la situación en la zona euro.