Tarjetas amarillas, rojas y negras
miércoles 15 de octubre de 2014, 07:52h
Hay que ver la poca
vergüenza qiue se gastan los notas que han salido a la luz por el asunto de las
famosas "tarjetas negras" de Caja Madrid. Mientras aprobaban en su
Consejo las "preferentes" y los desahucios a sus clientes, ellos se
dedicaban a gastarse el manso en hoteles de lujo, restaurantes, el Corte Inglés
y hasta en el chino de la esquina. Todos tiraron de tarjeta, empresarios,
sindicalistas, populares, socialistas, comunistas para sus gastos particulares,
sus vacaciones, sus comilonas, sus regalos, sus saunas y sus saraos. Aquí no se
salva ni Dios. El tarjeteo que paga el bolsillo ajeno une voluntades e
ideologías, faltaría más. El pueblo que roba unido, permanece unido. Es lo que
tiene el dinero de plástico que, como decía la ex ministra de Cultura, Carmen
Calvo, no es de nadie. Bueno, sí, es de ellos, de los que tienen la sartén
por el mango y el mango también. Y es que, siendo poseeedor de una de esas
tarjetas, te encalomas en una marisquería y no te paras a mirar el precio de
las gambas o el leguado sino que directamente te pides unas cigalas de tronco,
unas ostras y unos percebes de tamaño XXL. A ver si no con qué pagó el ex
portavoz comunista del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Rodrigo
Torrijos su famosa mariscada eurpea. Será por eso por lo que a mí me
da miedo tirar de tarjeta. Prefiero el cash que no te da sorpresas a fin de
mes.El caso es que la "crisis de las tarjetas negras" está
produciendo más bajas políticas que la del ébola, pero me da a mí que la
mayoría de los implicados no va a devolver ni un euro. Al tiempo
Dice el portavoz de la gran, la enorme, la
inigualable Susana Díaz, Miguel Angel Vázquez, para
curarse en salud por lo que pudiera venir en el futuro, que la Junta de
Andalucía no ha facilitado tarjetas "negras" a sus consejeros y altos
cargos y que tampoco existías este tipo de tarjetas en las extintas cajas
andaluzas. Lo primero huiese sido ilegal, en cuanto a lo segundo yo no pondría
la mano en el fuego por nadie porque puede que sakte alguna sorpresa
inesperada. De todas formas yo me pregunto, ¿para qué podrían necesitar tanto
los altos cargos de la Junta como los de las Cajas andaluzas esas tarjetas
opacas? No les hacía falta. ¿O es que el ex director general de
Trabajo, Francisco Javier Guerrero, el que se gastaba el dinero de
los EREs fraudulentos en güisquerías, gin-tonic y cocaína, le hacía falta
alguna tarjeta opaca? Ni hablar ¿para qué?. Lo hacía todo a lo claro, sin
tapujos, sin esconderse ni utilizando dinero de plástico, que para eso mandaba
el PSOE en la comunidad y era el dueno del cortijo andaluz. Él, como su chófer
o como el ex sindicalista de la UGT, Juan Lanzas, tenía
de sobra dinero en efectivo dentro de su cartera para marcarse cualquier juerga
por cara que ésta fuera. Si hasta alguno de ellos tenía bajo el colchón de casa
de sus padres "dinero para asar una vaca".Y es que por aquí abajo, en
Andalucía, seguimos anclados en lo tradicional, en lo clásico, en lo de
siempre, en la tela del telón, en la pastora, en la manteca contante y sonante
que es la que te abre de par en par las puertas de los mejores hoteles y
restaurantes. Eso del dinero de plástico todavía nos suena a invento americano.
Donde se ponga una billete de 500 euros sobre la mesa del restaurante, que se
quite la Visa Oro y cualquier otra cursilería que necesita y deja la huella
indelebra de la firma. Un "binladen" es mucho más práctico.
Quizás no tengan los consejeros de la Junta las
"black tarjets" de Caja Madrid, pero por pura experiencia si les digo
que tienen sus Visas Oro a cargo del presupuesto con las que pagan sus gastos
de representación, sus comidas y alguna que otra cosas que les surja de
imprevisto, eso sí, consignándolo en su declaración como ingreso en
especie, imagino yo.. Ahora solo espero que, tal y como ha prometido Pedro
Zapatero Sánchez, le saque también tarjeta roja no sólo a los virgilio
zapateros de Caja Madrid ( mira por dónde ha surgido otro zapatero)
sino también a los chaves, los griñanes, los consejeros de la Junta y las
docenas de altos cargos y de militantes que se lo han llevado calentito de los
EREs fraudulentos o los falsos cursos de formación durante la última década. O
si no se atreve para no enfrentarse a su admirada princesa Susana, al menos que
amague y les saque la tarjeta amarilla para demostrar que aun manda algo en el
PSOE. Ya les digo que no moverá un dedo y ni siquera les llamará la atención.
Con la iglesia trianeras, hemos topado, Sancho, que diría don Quijote.