Mas sí hará una consulta el 9 de noviembre, pero descafeinada. El presidente
de la Generalitat pondrá "locales, urnas y papeletas" a disposición
de los ciudadanos, pero es consciente de que eso sólo será un"anticipo del
referéndum" y que "carecerá de garantías".
Lo que
Mas planea ahora es lo que en las redes sociales se ha denominado
"butifarréndum", o sea, una consulta lúdico festiva sin ningún tipo
de garantías jurídicas en la que ni siquiera habrá censo. Lo que Mas propone es
que la gente vaya a votar, insistiendo mucho en que pueden hacerlo los mayores
de 16 años. Al día siguiente, el 10 de noviembre, se darán a conocer la lista
de votantes y el resultado.
Para que este nuevo plan llegue a buen puerto, el Govern demanda la ayuda de
20.000 voluntarios que se sienten ante esas urnas y también requiere de la
complicidad de los ayuntamientos, que tendrán que colaborar con el invento,
pese a que los locales donde se celebre la votación serán mayoritariamente
propiedad de la Genreralitat.
El president cree que contará con la colaboración de 920 de los 943
municipios catalanes. Pero es posible que sus cálculos sean muy optimistas.
Antes de que desistiera de celebrar la consulta que convocó el 26 de septiembre
por vía de decreto, solo 99 alcaldías habían secundado la propuesta. Algunos de
grandes dimensiones, como el de Badalona, gobernado por el PP, no se avendrán en
ningún caso a ser cómplices de esta nueva aventura de Mas.
¿Qué amparo legal tiene esta consulta de la
señorita Pepis? Mas ha asegurado
que puede organizarla, porque la Generalitat tiene "competencias en
materia de participación ciudadana" previas a la Ley de Consultas
Populares que impugnó el Gobierno ante el Tribunal Constitucional y que éste
suspendió. Pero no quiso dar más datos sobre esa normativa que ampara esta
última propuesta para "no facilitar la labor al Estado".
De nuevo la pelota está en el tejado de
Mariano Rajoy, que ahora tendrá que
decidir si impugna o no la nueva consulta festiva de Mas y si le deja hacer. La
celebración de este referendo descafeinado puede jugar a favor de los intereses
del Gobierno central, porque si la participación es muy baja, el presidente de
la Generalitat perderá credibilidad.
De hecho, Mas tiene muy claro que ese sucedáneo de referéndum no es más que
una etapa sin demasiado valor en su proceso hacia la independencia. El examen
final y definitivo debe realizarse, en su opinión, a través de unas elecciones
autonómicas de tipo plebiscitario a las que las fuerzas independentistas acudan
en una lista única y con un programa conjunto.
Eso es lo que quiere Mas, y ha insistido por activa y por pasiva durante su
rueda de prensa de esta mañana, porque le permitiría salvar los muebles. Su
partido, CiU, pasa por las horas más bajas de su historia. Las encuestas le
auguran una debacle electoral, pero si CiU se presenta a los comicios de la
mano de ERC y su candidatura obtiene la mayoría absoluta, se cargará de razón
para pedir la independencia y Mas pasará a la Historia con mayúscula.
Pero ERC no está por la labor. Los republicanos de
Oriol Junqueras, que
tienen todos los sondeos a su favor, se niegan a rescatar a Mas. Prefieren que
se celebren unas elecciones ordinarias, ganarlas y tomar el poder para declarar
la independencia de forma unilateral.
La distancia entre Mas y Junqueras es cada vez mayor. ERC quería que Mas se
mantuviese firme y realizase la consulta tal y como estaba diseñada en el
decreto del 26 de septiembre haciendo caso omiso de la suspensión del
Constitucional. Mas se ha negado y ha preferido impulsar su
"butifárrendum". Los republicanos se han desmarcado y ahora la famosa
unidad entre los partidos soberanista se ha resquebrajado.
Puede que alguien pensase que hoy Mas despejaría un montón de dudas. Ha sido
todo lo contrario. La incertidumbre planea sobre Cataluña con más intensidad si
cabe: ¿Podrá hacer Mas su "butifarréndum?"? ¿Lo impedirá el Gobierno
central? ¿Anticipará las elecciones? ¿Conseguirá que Junqueras le dé el sí?
Cada vez son más los interrogantes.
Lea también:-
Artur Mas asume que no habrá consulta el 9-N
-
Editorial: 'Y Mas tiró la toalla. ¿Adiós, Mas, adiós?'-
Ya lo adelantamos hace una semana: Rumores de un pacto Rajoy-Mas-
Rechazan suspender al juez que redactó la 'constitución catalana'