¿Otra vez "ocurrencias" en el PSOE?
viernes 03 de octubre de 2014, 13:37h
"Veo aquí al líder de mi partid... pero ahora los
españoles nos preguntamos quiénes somos y qué queremos hacer y no
encuentro respuesta que me permita identificar qué se quiere hacer con España
en los próximos diez o veinte años". Son palabras de Felipe González en
la XXV asamblea plenaria de CEAL, ante un público numeroso entro el que
se encontraba el actual secretario general del PSOE , Pedro Sánchez que
escuchó esta reflexión poniendo cara de póker y pensando, seguramente,
en la famosa frase de don Juan Carlos: "por qué no te callas".
Pero
aunque se hubiera callado el líder socialista de la transición, no
hubiera cambiado la realidad; a muchos españoles nos pasa lo que a
González, que no vemos en ninguna parte, tras ningún programa, en ningún
partido un proyecto de país con el que identificarnos aunque sea un
poco; de ilusionarnos, ni hablo.
Termina
Zapatero, con muchísima más pena que gloria, y tras el interregno de
Rubalcaba aparece un rostro nuevo, educado y atractivo que ofrece desde
el primer día la solución a todos los problemas en la reforma de la
Constitución que convierta al país en un estado federal. Bien. Y
llevamos desde que Sánchez ocupa el cargo preguntándole una y otra vez
en que consistiría exactamente ese cambio, cosas concretas, ejemplos que
nos iluminen para ver cómo mejoraría una federación al actual estado
autonómico. Y me cuesta decirlo pero las escasísimas respuestas que ha
dado a esta pregunta el señor Sánchez han sido tan descorazonadoras como
las ocurrencias de Zapatero. Personalmente le he escuchado poner dos
ejemplos que cambiarían con el estado federal, ambos a Carlos Herrera:
el impuesto de las herencias y el calendario de vacunaciones. Como yo lo
oí y usted lo lee. Lo de los impuesto era un rejón directamente a
Madrid y al PP y lo de las vacunaciones, ni idea. Sería una perversa
maldad por mi parte preguntar si para armonizar las vacunas hace falta
un estado federal, de forma que no lo voy a hacer. Pero empieza a
preocupar -por lo que recuerda a las ocurrencias de Zapatero- que a bote
pronto lo primero que le venga a la cabeza al secretario general del
PSOE para explicar la necesidad de un estado federal sea una propuesta
partidista y el calendario de las vacunaciones. Pero es que lo más
llamativo de esas afirmaciones es que encierran una vuelta a un cierto
centralismo que en algunas cosas -educación y sanidad- nunca se debió
perder.
Y eso por lo que respecta a
la España Federal. Porque Sánchez, no sé si antes o después de oír a
González, dejó otras dos iniciativas que pondría en práctica si llega al
Gobierno: la dedicación exclusiva de los diputados a su trabajo como
representantes del pueblo y que no podrían cobrar ni por ir de
tetulianos a la televisión -que está muy bien, aunque resultaría
discutibles por otros motivos- y organizar funerales de estado con la
presencia del Gobierno en las víctima del terrorismo de género. Y son
estas cosas las que me descuadran. Naturalmente que resulta
absolutamente repugnante la violencia machista, y cada vez que nos
asalta la noticia de la muerte de una mujer a manos de su pareja, algo
se nos remueve a todos en lo más íntimo. ¿Pero a qué vienen unos
funerales de estado? Lo que hay que hacer es empeñarse hasta las cejas
en que no haya funerales, pero ¿qué pinta el Gobierno monopolizando el
dolor de nadie?
Quizás Sánchez
vaya cambiando y necesite más tiempo para separar unas cosas y otras,
pero lo cierto es que lo que hasta ahora sé del ideario de Pedro Sánchez
es lo ya citado: revisar el impuesto de sucesiones, unificar el
calendario de las vacunas, dedicación exclusiva de los diputados, quitar
las puertas giratorias y que las víctimas de la violencia de género
tengan funerales de estado. Pues vale. Pero todo parece -vuelve a
parecer- una unión de retales, manojitos de intenciones y ocurrencias,
que nadan tienen que ver con un proyecto serio de Gobierno. Ojalá no
volvamos al pasado más reciente del PSOE, el del plan E y el cheque
bebé. Hagamos las cosas con un cierto rigor y una visión generosa de
futuro.