Una comunidad en profundo estado de coma
domingo 21 de septiembre de 2014, 09:14h
Habitualmente siempre he asistido al debate sobre el estado de la
comunidad que anualmente se celebra en el Parlamento andaluz. Lo que
menos me importaba era el discurso del presidente, ya fuese Borbolla, Chaves, Griñán o la gran Susana, que siempre venían a decir lo mismo estuviésemos como estuviésemos los andaluces, o el del lider de la oposición, ya fuera Hernández Mancha, Gabino Puche, Teófila Martínez, Javier Arenas, Juan Ignacio Zoido o Loles López,
que una y otra ves insistían en las eternas carencias de nuestra
comunidad bajo las tres décadas de mandato socialista.
Acudía al antiguo
Hospital de las Cinco Llagas porque era la ocasión idónea de hacer
pasillos, de hablar con unos y otros y conocer los entresijos que mueven
la política andaluza por debajo de los gestos y normas oficiales. Desde
hace un año he decidido ahorrarme el amargo trance de soportar el
coñazo de los dos días de la sesión plenaria porque ya ni siquiera entre
pasillos se oye una crítica al poder establecido. Todos aquellos que
tan sólo hace unos meses ponían a caldo a la presidenta de la Junta,
tldándola de "niñata"del aparato, han cerrado sus bocas a cal y canto
para evitar ser señalados por la cohorte que vigila cuanto acontece en
el Grupo Socialista de la Cámara. Si antes los debates sobre el estado
de la comunidad eran, como poco, aburridos, repetitivos y púmbleos,
ahora es que es literalmente insoportable. Por más empeño que le ponga
Canal Sur, a los andaluces se la trae al fresco lo que digan los
políticos.
El último de estos debates, por si ustedes no lo
saben, ha tenido lugar a mediados de esta semana. Y se puede resumir en
una sola frase que Susana Díaz, sus adláteres y sus socios
de IULV-CA han repetido hasta la saciedad: "la culpa la tiene Rajoy".
¿La culpa de qué?, se preguntarán ustedes. De todo lo malo que ocurre en
Andalucía porque si hubiese algo bueno en el panorama político andaluz,
que lo dudo visto lo visto, sería obra, como no, de la gran Susana,
faltaría más. La gran, la excelsa Susana, a la que algún
comentarista político le coloca acertadamente el apodo de "yonoestaba"
por su insistencia en negar su presencia en los Ejecutivos socialistas
durante la época de los EREs fraudulentos y de los falsos cursos de
formación, ha retomado la manida coletilla del agravio histórico que ya
esgrimieron en su momento sus antecesores Chaves y Griñán,
culpando al Gobierno central del PP de las muchas deficiencias que
rodean su (pésima) gestión. Solo le ha faltado pedir una nueva deuda
histórica.pagable en euros contantes y sonantes y no en solares
invendibles como la que pagó Zapatero en su momento.
Diga lo que
diga Susana, Andalucía en estos momentos se halla en estado de coma
profundo tanto por su elevada tasa de desempleo como por ser una de las
comunidades con más casos escandalosos de corrupción política. Y en
cuanto a la corrupción, nada nuevo bajo el sol. "Perseguiré a los
corruptos caiga quien caiga" ha vuelto a repetir la presidenta por
enésima vez sin que se le caiga la cara de vergüenza. Vamos, la promesa
de recuperar la honradez perdida, que no el dinero robado, que por más
repetida que sea, ya nadie se cree. Aquí la única que ha demostrado su
credibilidad a la hora de combatir la corrupción no ha sido ni Susana ni
sus socios, sino esa magistrada del Juzgado número 6 de Sevilla, que se
llama Mercedes Alaya, que ya ha imputado a más de doscientos
presuntos corruptos. Como dice un amigo mío, "esa señora sí que sería
una estupenda presidenta de la Junta".
Con todo, lo único
destacable que nos ha dejado este último debate sobre el estado de la
comunidad es que las relaciones entre los dos socios de Gobierno, PSOE e
IULV-CA, atraviesan por un momento bastante delicado. Los comunistas de
Maíllo le están viendo las orejas al lobo de Podemos y comienzan
a marcar distancias con el PSOE no sea que acaben en el mismo sumidero
de las cloacas. De hecho se están moviendo para tratar de buscar socios
a su izquierda con el fin de no hacer el ridículo en las próximas
elecciones municipales. El problema es que, antes o después, tendrán que
poner en la balanza si les conviene seguir manteniendo los sillones en
el Palacio de San Telmo, con el coste político que ello les supone, o
les trae más cuenta romper las actuales ataduras para buscar otras con
más futuro. Habrá que estar atentos los próximos meses a los movimientos
del sector comunista del Ejecutivo andaluz para comprobar hasta qué
punto tiene la gran Susana agallas para resistir sus embites. Yo todavía
no descarto las elecciones anticipadas antes de fin de año.