Toro de la Vega: Una fiesta que nos avergüenza

Los islamistas radicales mantienen la tradición de decapitar a sus enemigos y pinchar la cabeza en un palo. Vamos a respetarles, no seamos intransigentes.

Totalmente de acuerdo con usted, al que no le guste que no asista pero que respete las tradiciones de los vecinos de Tordesillas. En este pais hay cuatro intransigentes apoyados por ciertos sectores de la prensa que nos quieren dictar y hacer tragar sus criterios y opiniones

¿A quién averguenza? Porque unos defensores de los animales hayan hecho de esta fiesta su objetivo, no por eso hay que claudicar ante ellos, mañana podría a otro grupo darle por otra fiesta y estaríamos cancelando todas las fiestas de España. No falta mucho para que determinados grupúsculos empiecen con la semana santa y entonces ¿Qué?

A ver si los políticos toman nota y deciden acabar con este sangriento y repugnante espectáculo

¿Hasta cuando vamos a tener que pasar por la vergüenza de ser confundidos todos los españoles con unos pocos sádicos sin sentimientos, solo porque los partidos más cavernícolas del espectro nacional se niegan a perder los votos de estas gentes extraídas de la prehistoria? Luego nos extraña que en los países civilizados, o bien son incapaces de ubicarnos en el mapa de Europa, o bien nos colocan entre los pueblos subdesarrollados de allende los Pirineos. Pero es que actos de barbarie como el llamado Torneo del Toro de la Vega son más propios de lugares como la Ruanda de hutus y tutsis o la Uganda de Idi Amín Dada. Sigamos tirando cabras desde los campanarios, apaleemos perros hasta la muerte, acribillemos toros a cuchilladas, crucifiquemos gatos ... ¡JO QUE RISA! (que diría el gran Gila)... Sin embargo yo propongo algo más divertido: Invitemos a participar activamente en la fiesta a los políticos que declaran estas salvajadas como "espectáculos culturales de interés nacional", y que sean ellos mismos quienes tengan el honor de ser los protagonistas de esa ancestral tradición, en vez de los obligados Vulcano, Elegido, etc. Colguémosles de una picota y atémosles una soga a sus partes nobles, entonces vamos pasando todos y le damos un tironcito a la soga hasta que alguien consiga separar para siempre al insigne prócer de su depósito de testosterona. El que lo consiga recorrerá Tordesillas exhibiendo el trofeo entre los aplausos atronadores de todos los participantes en este evento, que sin duda será del máximo interés nacional. Hasta en la Dictadura demostraron mas sensibilidad y empatía al prohibir esta aberración. A lo mejor es que la tortura de los animales lo llevamos en la sangre y a nadie entonces se le había ocurrido lo de la Marca España para justificarlo. Para muchos españoles, entre los que me incluyo, esta gamberrada sangrienta nos llena de vergüenza. Porque se podrán argumentar todos los eufemismos que se quieran para mantener este espectáculo medieval en pleno siglo XXI, pero la realidad es que algo así es sadismo puro, incultura propia de países subdesarrollados, insensibilidad de gente embrutecida, y cuantos otros calificativos se le pudieran ocurrir a cualquiera que no sea una "hiena humana", y que me perdonen las hienas , que demuestran tener más sentimientos que estos cavernícolas, ya que solo matan para comer, no para montarse una "juerga" al modo del Toro de la Vega.