lunes 15 de septiembre de 2014, 09:53h
La
Hispania visigoda, forjada sobre lenguas latinas, raíces cristiano-romanas y
aportaciones germánicas, tuvo su crisis de identidad en el reinado de Witiza.
Aquel rey europeo, inconsciente de la amenaza musulmana que emergía en África,
temía más a las fortalezas y soldados de su nación que a aquellas bandas que
soñaban con convertirla en el Al-Andalus, que no era un territorio equivalente
a Andalucía sino que llegaba desde Sevilla a Barcelona. Witiza debilitó la
defensa nacional y abatió las propias fortalezas, más preocupado por conservar
sus riquezas y transmitirlas a sus hijos que por mantener los valores
convivenciales de una sociedad europea de su época. Sus hijos estaban
dispuestos a dividir España con tal de seguir disfrutando sin control de
autoridad de los bienes de su sospechosa herencia. Estaban tan dispuestos a romper
España que prefirieron contar con ayudas musulmanas antes que convivir unidos.
Creyeron que una vez rotos los lazos de la unidad hispánica, los invitados al
festín volverían a sus tierras de origen y los hijos de Witiza conservarían sus
patrimonios privados, como los hijos de Pujol, en una de las tierras
fragmentadas por la traición más estúpida y trágica de la historia.
En
nuestros días, la estrategia separatista de la facción política llamada
nacionalista catalana practica el mismo dislate con las mismas intenciones.
Pretenden adoctrinar en el separatismo a una población de emigrantes que crezca
en Cataluña sin otra inmersión cultural o lingüística que sus mitos regionales
y que no proceda del mundo de habla española. Desde el año 2.000 hasta la
actualidad este tipo de emigración ha pasado de 70.000 a 500.000 personas,
constituyendo el tercio de la población musulmana instalada en todo el conjunto
de España y se aspira a que se amplíe por un efecto llamada proyectado hacia
las corrientes más integristas y medievales del Islam en colaboración con
imanes o activistas más contaminados con el rechazo a lo que representa o es el
mundo cristiano o democrático y convencidos de la misión de romper la
integridad de España para abrir el camino de Europa a corrientes fanáticas. Un
personaje llamado Mouredine Ziani, presidente de la Unión de Centros Islámicos
de Cataluña, fue nombrado por los nacionalistas responsable de la fundación
Nous Catalans, para promover el independentismo entre los emigrantes y hacer lo
posible por que tales emigrantes participasen en las elecciones municipales de
las poblaciones donde pudiesen influir significativamente. Entusiasmado con la idea, el imán de la
mezquita Ibn Hazn de Lérida se fue de la lengua al decir en sus prédicas que
ellos se apoyarían en nosotros para conseguir votos pero, cuando seamos más,
votaremos a los partidos islámicos y ganaremos alcaldías y, a partir de
entonces, comenzará a implantarse el Islam. A algunos nacionalistas no les
pareció mal el proyecto, afirmando que preferían ser moros que españoles.
Los
hijos de Witiza también creían, en su tiempo, que podrían utilizar a los
musulmanes y no que los musulmanes los utilizaran a ellos. Las posibilidades de
seguir reinando en sus tierras se esfumaron para siempre para su familia.
Después, muchas generaciones tendrían que luchar hasta recuperar el espacio
para un estilo de vida y para conseguir, desde su "Marca Hispánica", que los
invasores se fueran a dirimir sus sangrientas querellas taifescas a sus tierras
de origen. Los actuales hijos de Witiza no son conscientes de cómo se debilitan
a sí mismos si se desligan del modelo en que se vive en nuestro mundo y por el
que se combate, por ahora, a distancia. Ellos creen, como los típicos avaros,
que podrán esconder sus tesoros en sus "zulos" bancarios y seguir respetados
cuando menos como hijos destronados de Witiza, en una especie de eterna fiesta
de moros y cristianos. Pero estas pacíficas manifestaciones callejeras
coloristas solo pueden celebrarse en el marco feliz y tranquilo de las grandes
naciones europeas unidas y en paz y no en el ambiente convulso y destructivo de
los independentismos raquíticos. Hasta los alardes de austriacistas y
borbonistas necesitan para desplegar su escenografía netamente española del
marco de libertades de un Estado europeo seguro.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
29724 | Cuquiña - 17/09/2014 @ 18:42:57 (GMT+1)
Estupendo artículo que señala la irresponsabilidad catalana que podría resumirse en un "antes moros que cristianos". Oír hoy en los medios de comunicación que se van a dar clases de árabe o bereber en los colegios de Cataluña, mientras se niegan a hacerlo en español, es algo que clama al cielo y que señala a peligrosa deriva en que los catalanes se meten con este alucinado que es Mas, monaguillo ya de ERC. ¡Pobre Cataluña¡. Mañana me iré a conocer Gerona y su preciosa provincia, y sentiré compasión por las gentes que me cruce pensando en el difícil futuro que les espera.
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