De cómo Botín llegó a ser el gran Botín gracias a los Ibarra de Neguri
viernes 12 de septiembre de 2014, 13:10h
¿Propondrán
en Madrid la canonización de Emilio Botín al Vaticano?
Parecería
que si habida cuenta de las hagiografías que se han podido leer en
el ABC, La Razón, El Mundo y sobre todo en El País. Leer todo
ese cúmulo de jabón en letra impresa le deja a uno la sensación de
que España no tiene remedio. Y sobre todo escuchar las reflexiones
de un Pedro Sánchez, acrítico hacia el poder bancario y hacia
trayectorias tan cuestionables como las de un Emilio Botín, que no
fue encarcelado por su habilidad en limitarse a "devorar"
antes que ser "devorado" como decía graciosamente y
por no haber hecho como Mario Conde, ningún movimiento para
tratar de liderar una opción política como el exbanquero gallego,
que hasta se inventó una amistad con el padre del Rey. Y aunque lo
busque, no encuentro diferencias sustanciales entre estos dos
personajes ya que incluso los dos estudiaron en Deusto.
Escribía
Rafael Escolar, uno de los banqueros de Banesto encarcelado con Mario
Conde, un libro sobre sus experiencias bancarias y relataba una
escena entre el padre de Emilio Botín y su hijo. La escena era
patética pues el viejo Botín no tenía un gran concepto del hijo y
dudaba que fuera el hombre adecuado para llevar adelante el
Banco Santander, un Banco de provincias, familiar, exitoso, pero el
último de los siete grandes Bancos de aquella época. Recomiendo el
libro.
Y todo
esto me hace pensar que fue la obtusa gestión de Emilio Ibarra y la
campaña de Aznar-Rato contra el BBVA los que propiciaron el gran
éxito del actual banco español por excelencia. Y no es porque
Botín fuera el clarividente banquero que ahora nos describen sino
porque quemado el BBVA, captados sus mejores profesionales, y
con la ayuda del nacionalismo español del gobierno Aznar, todo esto
le fue muy fácil a un Botín que encima pagaba cursos de
verano al juez Baltasar Garzón que curiosamente fue el encargado de
juzgar a los banqueros de Neguri.
Toda una
operación que no he visto reflejada en ningún sitio pero que fue
así. De haber vivido Pedro Toledo ¡para rato hubiera acumulado
Botín semejante botín!. Y para rato se hubiera quedado con Banesto,
gratis total.
Y así
como aquel Neguri egoísta se inhibió ante el secuestro de
Javier Ibarra, fue patético como todos los subordinados de
Emilio Ibarra en mayo de 2002 le fueron echando la culpa
de todo al inepto personaje que hundió un banco señero. Fue el hijo
tonto que arruinó el patrimonio familiar de unos bancos nacidos en
la Bizkaia que se industrializaba, que construía barcos, que tenía
minas, que exportaba hierro, que viajaba y que hizo que aquella
pujanza se reflejara en sus bancos y en su poderío. Y nada de
esto sucedió en Cantabria, por lo que la operación de venta del
BBVA fue toda una operación de tiburoneo político de la peor
película de la mafia.
Y
recordemos como siete de los 22 ex consejeros del BBVA que en el año
2000 fueron receptores de otros tantos fondos de pensiones
en la aseguradora norteamericana Alico, abiertos con
19,3millones de dólares procedentes de las cuentas
secretas del banco en paraísos fiscales, le dijeron al
"santanderino" juez Garzon, el de los cursos de
verano, que el único responsable de la operación fue Emilio
Ibarra, entonces copresidente de la entidad. Todos ellos procedentes
del antiguo Bilbao Vizcaya e imputados en la causa abierta
en la Audiencia Nacional teniendo el tupé de argumentar, como clase
depredadora que eran, que Ibarra les comunicó en el primer trimestre
de 2000 que, debido a que tras la entonces reciente fusión con
Argentaria habían sufrido una merma de sus asignaciones económicas
y que iba a abrir a su nombre unos fondos de pensiones para
compensarles.
Y
recuerdo el nombre de aquellos angelitos que decían que no tenían
ni idea del origen irregular de ese dinero: Eduardo Aguirre,
Javier Aresti, Oscar Fanul, Gervasio Collar, Plácido Arango, Ramón
de Icaza y Luis Lezama Leguizamón.
Ibarra
salió por peteneras diciendo que se había creado un fondo
para tomar posiciones ante la posibilidad de que un competidor
intentase hacerse con el control mexicano Bancomer, banco
que el BBVA había adquirido ese año. Antes, con Pedro Luis Uriarte
había financiado la campaña electoral de Hugo Chávez en Venezuela,
siendo asimismo procesados por ello.
El caso
es que Emilio Ibarra y todos aquellos tiburones no fueron a la
cárcel, pero Bizkaia se quedó sin su banco emblemático y a partir
de ahí se puede decir que empieza el ascenso de Emilio Botín
como banquero del régimen.
Triste
historia que no está siendo recordada pero que conviene hacerlo ante
tanta falsificación de la misma y ante tanta hagiografía
inflada.
Y todo
para que al final y a pesar de todas las loas, el gran poderoso haya
sido enterrado con un ataúd sin bolsillos. Polvo eres y en polvo te
convertirás.
Es la
gran lección humana que tampoco nadie quiere recordar.