lunes 08 de septiembre de 2014, 09:02h
Referirse
a esa bestia del Estado Islámico con las siglas inglesas de ISIS quizá valga
para los anglosajones pero para los españoles es más expresivo referirse al
"califato musulmán" como ellos gustan denominarse. El tal califato de asesinos
se declara en guerra con la civilización y la civilización no parece, por
ahora, alterarse a fondo. Es más, la civilización se preocupa porque la
degollina se vea solo a medias, para no herir la sensibilidad del espectador,
cuando lo conveniente sería despertar de una vez a los espectadores y que se
den cuenta de cómo y quién decapita, lapida y viola sistemáticamente en pleno
siglo XXI. ISIS es eso. No un nuevo interlocutor político internacional sino un
monstruo a aniquilar.
Aquí
deberíamos tener la memoria histórica de las hordas de almorávides y almohades
que penetraron en España en los siglos XI y XII. No eran todos los musulmanes
sino unas fuerzas de choque. No eran Averroes ni Avincenas ni siquiera los
jardineros de la Alhambra. Pero eran unas fuerzas a la que los otros musulmanes
tampoco habían sido capaces de hacer frente. Aún figuran en un cuartel del
escudo de España las cadenas con que estaban atados aquellos yihadistas en las
Navas de Tolosa, dispuestos a morir matando. Y cosa extraña, aún no se le ha
ocurrido a algún apóstol de "lo políticamente correcto" sugerir que se retire
del despacho del actual presidente del Senado el cuadro del pintor Van Halen
que nos recuerda que fue necesaria una alianza de reyes cristianos para
derrotar a aquellos salvajes fanáticamente encadenados. Como escribió el
recientemente fallecido y sabio historiador Gonzalo Anes, que fue director
hasta su muerte de la Real Academia de la Historia: "El fanatismo es una de las
continuidades de la historia, acrecentado con el tiempo en cuanto a la eficacia
de su acción". "Los dioses han muerto -sus mitos son historia- pero sus
demonios siguen vivísimos".
Los
demonios están allí donde pueden moverse de momento. Atemorizando y
aprovisionándose de medios humanos y económicos en Irak y Siria, con vocación
de expansionarse y proyectarse para desquiciar la seguridad del resto del
mundo. Es un fenómeno histórico recurrente, no es una innovación contemporánea.
Novedad es el petróleo, las ametralladoras o los misiles. Pero que nadie vuelva
con el cuento de que si Occidente contraataca lo hace por el petróleo o para
favorecer a los fabricantes de armas. Occidente tendría que hacer lo de
siempre, una alianza entre Estados para aniquilar a la bestia. La bestia no puede
ser democratizada sino derrotada. Para que la humanidad sea una sociedad de
seres libres con todos sus defectos pero sin estar sometida a cuchillo, las
gentes tuvieron que luchar a través de los siglos contra las tiranías
proféticas cuya demencia es igualar a todos los seres humanos sometiéndolos al
dilema de acatar un estilo de vida prefijado o ser degollados.
Hoy
lo más temible no es el cuchillo de los salvajes sino la tibieza de Occidente.
No todo reside en la frialdad trasatlántica de Obama sino en el silencio de los
corderos que disfrazan de pacifismo su cobardía. ¡Cuánto más próximos a la
amenaza más calladitos! Los clanes políticos, enzarzados en sus pugnas
electorales, no piensan más allá de quien será el alcalde de su pueblo, aunque
sea a costa de un espacio en una televisión financiada por los bárbaros, como
aquellas bandas codiciosas que, en el tiempo de los godos, preferían pactar con
las hordas para desplazar del poder a sus hermanos. No se siente la reacción
proporcionada ante las atroces acometidas de la bestia ni en los círculos del
poder ni en los de la oposición. Frente a una limpieza étnica o religiosa a
escala genocida no hay manifestantes melifluos del "no a la guerra", como
hacían cuando se combatía a un tirano. Ahora no resuena en las calles un "no al
genocidio islamista". Tampoco resuenan los pasos al frente sino el "no conviene
adelantar acontecimientos". En la OTAN y de oyentes.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
|
elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
|