Madrid, entre el dedazo de Rajoy y las primarias cerradas de Gómez
jueves 04 de septiembre de 2014, 16:39h
Madrid es demasiado importante para jugársela. La moda de la
democracia directa era una fiebre de verano y los dos grandes partidos no están
dispuestos a correr riesgos. Bastantes problemas tienen PP y PSOE para acertar
con los candidatos idóneos, sobre todo para la Alcaldía, cuyos votos son
fundamentales para ganar, a su vez, el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Los
populares viven pendientes del 'dedo' de Mariano Rajoy, y él del de Ana Botella,
y los socialistas ven cómo Tomás Gómez se olvida de las primarias "a la
francesa" y las cierra a los militantes en una decisión absolutamente personal.
Tomás Gómez reunió anoche a la dirección del PSM, que aceptó
sin rechistar su propuesta de celebrar el próximo 19 de octubre las primarias
para elegir a los candidatos socialistas a la Comunidad de Madrid -o sea, él,
dada la ausencia por ahora de más aspirantes- y a los ayuntamientos de la región.
Tampoco nadie dijo nada a su decisión de que las primarias sean cerradas y sólo
puedan votar los militantes.
El líder de los socialistas madrileños respeta así
escrupulosamente los estatutos del partido, pero este argumento echa por tierra
el espíritu del PSOE abierto del que Pedro Sánchez ha hecho bandera en Ferraz.
Las primarias abiertas a los simpatizantes, "a la francesa", por lo visto no
sirven para Madrid y Tomás Gómez tendrá que explicarlo además de recurrir al
manido dedo de Mariano Rajoy.
Su defensa es que, en principio, será el único aspirante a
encabezar la candidatura socialista para gobernar la comunidad de Madrid y eso
cambia mucho las cosas. El temor a llevarse un voto de castigo en unas primarias
abiertas podría dar al traste con la posibilidad real de que esta vez las urnas
pueden darles la victoria y desbancar al PP, pero está por ver que sea el mal
menor tras la paliza que el PSOE se llevó de Podemos en Madrid en las
elecciones europeas.
Frente a Tomás Gómez sólo se espera a Alberto Sotillos, de
la corriente Socialismo Democrático, al que los avales volverán previsiblemente
a dejar fuera de juego como ha ocurrido en la carrera para secretario general. Pedro
Sánchez, de momento, guarda silencio, lo que se interpreta como un visto bueno
a la decisión del secretario general del PSM.
La capital, la joya de la corona de las elecciones del
próximo mayo, tiene más novios. De momento en la línea de salida se han
colocado Jaime Lissavetzsky, uno de los últimos dinosaurios de la era Rubalcaba
que aún caminan sobre la tierra, y Antonio Miguel Carmona, hombre de confianza
de Gómez y miembro de una nueva generación de políticos que pide paso y puede
mirar a la cara al monstruo mediático que es Pablo Iglesias.
Del dedo de Tomás al dedo de Mariano. El líder del PP parece
repetir la estrategia de las europeas y no soltar prenda, o sea candidato,
hasta el último minuto. Mientras el presidente madrileño, Ignacio González, se
autoproclama en el debate de la región que se celebra estos días, la clave es
la capital, en la que Ana Botella resiste lo indecible las presiones para que
se retire, a pesar de que no hay un candidato claro que destaque como sucesor,
ni siquiera Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno, con buena imagen pero
sin demasiados apoyos en el partido. Y no parece que el presidente del Gobierno
quiera desprenderse de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en la
recta final de la Legislatura.