domingo 31 de agosto de 2014, 12:44h
El Consejo Europeo, la
más importante institución de la Unión Europea en cuanto que le
corresponde la orientación política y la jefatura colectiva de la
Unión, lo que le permite fijar las grandes directrices y objetivos
en los ámbitos más relevantes, tiene desde ayer un nuevo
Presidente, DONALD TUSK, el hasta ahora Primer Ministro de Polonia.
Una reunión
extraordinaria de 16 de Julio, tras la elección del Presidente de la
Comisión Europea -el ejecutivo-, a favor de Jean-Claude Juncker
había finalizado entonces sin que se llegase a un acuerdo sobre las
más importantes figuras en la política exterior y en la propia
gobernación de la Unión Europea a través de su cabeza mas visible,
el Presidente del Consejo Europeo.
Ayer, 30 de agosto de
2014, finalizaba otro Consejo Europeo en sesión especial, que
cerraba el ciclo institucional al elegirse a Donald Tusk, Presidente
del Consejo Europeo para el periodo comprendido entre el 1 de
diciembre de 2014 y el 31 de mayo de 2017, cerrando por tanto el más
importante capitulo para la toma de las decisiones políticas de la
Unión en un momento sumamente complejo desde las perspectivas
políticas, económicas y sociales, y en un trasfondo enormemente
preocupante en términos de crisis política internacional.
Vencida la opción de su
única rival, la Premier danesa Helle Thorning-Schmidt, parece claro
que la elección de Donald Tusk era el largo deseo de Angela Merkel,
que venía presionando al gobernante polaco para que aceptara el
puesto clave de Presidente del Consejo Europeo, frente a su
resistencia al entender este que su objetivo preferente era conseguir
un nuevo triunfo electoral para su partido en las próximas
elecciones polacas. No menos importante ha sido el apoyo decisivo de
Reino Unido, primer país que lo respaldo públicamente. En este
sentido el pasado sábado, el Primer Ministro polaco manifestaría
que no podía imaginar una Unión Europea sin Gran Bretaña,
ampliando la afirmación de su antecesor Herman Van Rompuy, quien
diría en la rueda de prensa posterior a la finalización del
Consejo Europeo de 30 de agosto, que la Unión Europea y sus nuevos
dirigentes deberían hacer frente a tres desafíos: el estancamiento
de la economía, la crisis en Ucrania y el lugar de Gran Bretaña en
la Unión. Debe recordarse que el Primer Ministro británico ha
prometido que si gana las elecciones en 2017 convocará un referéndum
sobre la salida de la Unión.
Se destaca de Donald
Tusk, moderadamente conservador y liberal en términos sociales,
haber sido uno de los máximos dirigentes del Comité de Estudiantes
de Solidaridad y haber apoyado siempre la integración europea -fue
Premio Carlomagno en 2010 por sus méritos en la mayor unificación
de Europa y Merkel lo venía considerando como un europeo con visión
de futuro-. Tusk es partidario de la privatización de la industria
estatal y por tanto de la libre economía de mercado con una mínima
intervención del gobierno y finalmente decidido a unirse a la Unión
Monetaria, a la que Polonia aún no pertenece. También es importante
entender que aboga por una relación realista con Moscú,
especialmente en lo referido a la política energética. Tusk es
firme partidario de la interconexión gasística y del mercado único
energético y de garantizar la seguridad energética.
Pero también ha sido el
mas cualificado dirigente europeo partidario de ejercer mas presión
sobre Rusia en la crisis de Ucrania. Sobre Ucrania, Donald Tusk acaba
de manifestar que la UE debe ser valiente y responsable y que el
objetivo es lograr la paz. Tiene especial interés recordar que al
Consejo Europeo ha asistido el Presidente Ucraniano, Petro
Poroshenko, quien advirtió que un fracaso para acabar con los
enfrentamientos podría llevar a una guerra a gran escala.
Este histórico Consejo
Europeo de 30 de agosto decidía asimismo el nombramiento, de acuerdo
con el Presidente electo de la Comisión Jean-Claude Juncker, de
Federica Mogherini Alta Representante de la Unión para Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad para el período comprendido
entre final del actual mandato y el 31 de octubre de 2019.
A diferencia de Tusk, se
veía a Mogherini, con recelo, especialmente, en los países del este
de Europa, por ser demasiado blanda en su postura respecto a Rusia y
con su Presidente Vladimir Putin, con el que recientemente se había
reunido, manifestándose partidaria de los equilibrios y del dialogo
con Rusia, esto es de la vía diplomática, y por tanto rechazando
las acciones militares como solución a la crisis.
Propuesta por el Primer
Ministro italiano Matteo Renzi la socialdemócrata, Ministra de
Relaciones Exteriores de Italia, en 2013 había sido nombrada
Presidenta de la delegación parlamentaria de la Asamblea
Parlamentaria OTAN. Se han entendido estos nombramientos como el
respeto a un equilibrio geográfico entre este y oeste, de genero y
de la mezcla de gobiernos conservadores y socialistas que dominan el
Parlamento.
No pueden separarse el
momento de estas elecciones de la urgencia estratégica que viene
protagonizada la próxima cumbre de la OTAN que se llevará a cabo
los próximos 4 y 5 de septiembre en Newport y Cardiff en Gales, y a
la que asistirán 60 Jefes de Estados y 130 ministros. Los tres temas
principales de esta Cumbre serán: la crisis que se vive en Ucrania,
la amenaza que representa el Estado Islámico, y la situación de las
tropas americanas en Afganistán. La OTAN ha pedido a Rusia que
detenga las acciones ilegales en Ucrania, calificando la situación
de escalada grave y de violación clara a la soberanía ucraniana y a
su integridad territorial, percibiéndose un renacimiento de las
antiguas prácticas de la Guerra Fría.
Es en este marco en el
que las nuevas autoridades europeas plantearan la capacidad de acción
de una nueva generación de lideres y de hombres de Estado para
Europa, en un marco global enormemente complejo y en el que Alemania
sigue orientando las más importantes decisiones en política
exterior y en política económica de la Unión, en medio de una
crisis que reclama reformas a corto plazo, inversión en
infraestructuras y reformas que hagan posible el crecimiento y el
empleo.
Por Rogelio Pérez-Bustamante,
Catedrático Jean Monnet
Catedrático Jean Monnet ad personam
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