He estado unos días de retiro en la playa desconectado de
internet y del móvil con el fin de cargar las pilas y acumular fuerzas para
enfrentarme a este próximo otoño que se me antoja bastante movido porque hay
voces que anuncian la convocatoria en noviembre de elecciones adelantadas. Y he
aprovechado estos días porque ya se sabe que el mes de agosto en España es un
mes "perdido" en el que no ocurre casi nada a no ser la mala noticia
de que se nos ha ido para siempre el rumbero catalán que nos estaba muerto, que
estaba tomando cañas, Belén, Belén. Una pena. Esos monstruos de la música que
animaron nuestra juventud y alegraron nuestro guateques van cayendo poco a
poco. Es ley de vida. En esta semana ha habido dos noticias que me han llamado
la atención, la ya citada de la muerte de
Peret, y los incendios en los
archivos del Juzgado de
Mercedes Alaya. La primera era inevitable, antes
o después, la segunda es más propia de un régimen fascista que pretende imponer
su violencia para silenciar a un poder judicial que está sacándole los colores.
No se ha aclarado si se han perdido papeles de los EREs fraudulentos y de los
cursos de formación, pero no me extrañaría. Porque lo que sí parece es que
ambos incendios en el edificio de los Juzgados del Prado de San Sebastán, a la
vez y en distintas plantas, tienen toda la pinta de haber sido provocados. Se
ha abierto una investigción interna para averiguar las causas del fuego y ya
verán cómo le dan pronto carpètazo a la misma.
Ya me lo aseguraba un jubilata con el que trabé conversación una tranquila
noche en la playa en torno a un tinto de verano: "Desengáñate, me decía,
lo de los EREs, lo de las facturas falsas de la UGT y lo de los cursos de
formación de Ojeda y compañía es sólo la punta del iceberg de lo que lleva
produciéndose en Andalucía en estos últimos treinta años sin control alguno. Y
te lo dice slguien que ha conocido y conoce muy de cerca a la administración
andaluza y ha tenido amistad con muchos de los dirigentes socialistas que han
gobernado. Lo de Pujol y su familia es el chocolate del loro comparado con la
cantidad de dinero que han trincado aquí, y siguen trincando diga lo que diga
Susana
Díaz, unos cuantos miembros de la clase dirigente empezando por
Chaves y
Griñán y terminando por la actual presidenta de la Junta. Pero claro,
como tienen cogido por los huevos a la mitad de los andaluces con sus subvenciones,
sus ayudas, sus PER, su Canal Sur y sus miles de inventos demagógicos, aquí no
hay quien rechiste. Somos como borregos, com marionetas que manejan a su
antojo. Dicen que Andalucía es la California de Europa, ¡venga ya con el
cuento!, lo que somos es el culo de Europa. No hay más que ver el número de
parados, la deficiente educación, la abandonada agricultura y el inmenso
chanchullo en beneficio propio en el que han convertido a la Junta".
Lo peor de esta situación es que, diga lo que digan las encuestas fabricadas
por el PSOE, no es cierto que el dirigente del PP-A,
Juanma Moreno, haya
recortado distancias con
Susana Díaz por más que lo hayan placeado este
verano de feria en feria acompañado por
Carlos Floriano, quien parece
que se ha afincado en esta comunidad por encargo de
Mariano Rajoy para
relanzar la figura del presidente regional. Aquí todavía hay un enorme número
de andaluces, yo diría que superior al cincuenta por ciento que no le pone cara
al nuevo lider autonómico del PP. Por lo que he podido comprobar en esta último
mes recorriendo varias provincias andaluzas, a
Juama Moreno no lo
identifican ni sus propios votantes. Yo sé positicamente que el hombre hace lo
que puede y que no descansa ni los fines de semana para potenciar su figura,
pero me da a mí, que no tiene asesores que le expliquen que tiene que ser mucho
más mordaz y duro con el bipartito andaluz, y sobre todo, que le pongan a su
dispsición un escaparate similar al de Canal Sur para llegar a la gran mayoría
de los hogares. Algo que Susana sí ha sabido hacer desde el momento en el que
su padrino
Pepe Griñán le cedió el sillón de San Telmo.
En fin, que dentro de dos días se acaba agosto, vuelve la anormal normalidad
postvacacional con sus atascos, sus síndromes y sus colas, y la ciudad recupera
el pulso perdido. Ya les contaré como vuelve el personal y si comienzan a
creerse la letanía del Gobierno de que estamos superando la crisis. Lo dudo.
Porque septiembre es un mes de duelos y quebrantos tras haberse quedado uno
tieso en vacaciones y afrontar los gastos extras del colegio de los niños. En
fin, habrá que ser optimistas.
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