lunes 25 de agosto de 2014, 16:45h
A punto de
comenzar el curso político, el ciudadano, esa cosa en quien reside toda la
justificación moral de la democracia, sigue esperando explicaciones de unos y
de otros porque el país se ha convertido en una inmensa tertulia televisiva en
la que prevalece el titular sobre la reflexión, la descalificación frente a la
dialéctica y la propuesta populista en lugar del análisis. Todo vale porque se
trata de dar espectáculo y ya se sabe que, pese a las tragedias, el espectáculo
debe continuar. Pues ya va siendo hora de parar.
Porque la vida,
aunque parezca mentira, no es la tele y aquí abajo, al otro lado de la pantalla,
está la terca realidad, la leve esperanza de recuperar la esperanza, la
conciencia cada vez más extendida de que esto no puede seguir así y es preciso
que se pongan las cartas boca arriba para saber a qué atenernos.
Queremos saber a
qué nuevos recortes/ajustes se refería Rajoy en Santiago calificándolos ya de
antemano de "dolorosos"; y lo queremos saber porque hace nada su ministro
Montoro aseguraba que esa época de sacrificios había pasado ya y no hacía falta
seguir exprimiendo las economías de los de siempre. O una cosa o la otra. Pero
que se aclaren y no lo aclaren mejor pronto que tarde.
Queremos saber la
verdad sobre la reforma fiscal porque expertos en el asunto nos aseguran que,
en contra de lo que se viene anunciando, para las rentas medidas la cosa no va
a ser en absoluto tan favorable como se pregona.
Queremos saber
por qué se quiere cambar la formula de las elecciones municipales a toda prisa
cuando los problemas que plantea el actual sistema, según el Gobierno, son
exactamente iguales para las elecciones autonómicas y generales.
Queremos saber en
qué consiste -de verdad, punto por punto- lo del federalismo asimétrico que propone el
PSOE y por qué ese cambio iba a ser el bálsamo de Fierabrás para todos los
nacionalismos de este país cuando los propios nacionalistas lo han rechazan
directamente.
Queremos saber
dónde está el entusiasmo socialista con la elección de Obama y qué piensan
ahora de cuando nos dijeron que con el triunfo de Hollande en Francia se iba a
demostrar que otra política económica era posible. Parece que no.
Queremos saber
cómo acaba lo que hoy por hoy no es más que el cuento de la lechera: el
proyecto de Podemos que resulta sencillamente imposible. Preguntado Monedero
por las medidas celestiales que proponen, respondió que se trataba de decisiones
políticas y que en su momento ya se vería cómo hacer realidad ese sueño. Eso no
vale.
Queremos saber si
de una puñetera vez se va a meter mano a las llamadas "fundaciones" de los
partidos.
Queremos saber
cuánto dinero público nacional y europeo han desviado sindicatos y patronal
para su propio beneficio y, sobre todo, cuando lo van a devolver.
Queremos saber si
alguien de los que pueden tienen la intención de tomarse en serio ese desfasado
disparate que es el aforamiento masivo.
Queremos saber
tantas y tantas cosas que cada vez nos importa menos colocar a De Guindos en
Europa.