Bienvenida
Frau Merkel.
Doblan (casi) las campanas de la catedral de Santiago ante la llegada, este
domingo, de la canciller
Angela Merkel, a la que
Rajoy, como bienvenida, le
tiene preparada una caminata de seis kilómetros por el camino compostelano.
Claro, Rajoy está en plena forma de tanto trotar por Ribadumia, que sé yo que
algún escolta está que echa el bofe, porque el sendero elegido por el
presidente, que yo conozco y he transitado, no es precisamente fácil; y creo
que la canciller, que se castiga en el gimnasio, dicen, cada día, también podrá
cubrir fácilmente esos kilómetros del camino de Santiago que no son tantos, al
fin y al cabo, con su coetáneo Mariano Rajoy. Una buena preparación,
tonificante, para esa 'cumbre' bilateral que celebrarán en la capital gallega
el lunes. Lo que ocurre es que no es mucho lo que sabemos acerca de lo que van
a hablar la mujer más influyente de Europa y el político con más poder en España.
Y ocurre también que Frau Merkel no es míster
Marshall, ni Rajoy es
Berlanga,
ni el alcalde de Santiago es
Pepe Isbert, ni la situación es la misma que en la
España de 1953.
Lo digo porque he leído y escuchado
muchos comentarios que dejarían pensar lo contrario: que la canciller Merkel
viene con el cesto de las dádivas lleno para repartirlo, y que de su voluntad
omnímoda dependen, por ejemplo, los nombramientos de
Arias Cañete como
comisario europeo de alguna parcela importante y de Luis de Guindos como
presidente del Eurogrupo. Y eso, claro, no es así. Más vale por supuesto, tener
a la señora Merkel bien predispuesta con los intereses españoles (y Rajoy
parece que ha sabido captarse la simpatía de la canciller), pero no creo que
dependa exclusivamente de ella el destino de Arias y de Guindos: está
convocado, para el penúltimo día de agosto, un Consejo Europeo extraordinario
en el que el tema principal a tratar es el del reparto de cargos en la 'nueva'
UE. Y pienso que, más allá de 'planes Merkel', España tiene derecho a una cuota
de representantes en cargos importantes. Si, además, la canciller da su visto
bueno, mejor que mejor.
Pero 'esta UE' es, debe ser,
cada día un proyecto más colectivo. Creo que deben pasar los tiempos en los que
los demás países se resignaban a pensar que la 'locomotora' franco-germana era
la que todo lo decidía. Con tales planteamientos, difícilmente se construirá
esa Europa con la que algunos soñamos. Creo que hay que recibir a la señora
Merkel como se acoge a un buen socio o a un amigo sincero, sin el más mínimo
complejo de inferioridad, aunque sean muchas las cosas -y no hablo solamente de
economía, que ahora no marcha muy bien allí, salvadas sean todas las
distancias-que nos parezcan envidiables de la República Federal. Siendo eso
así, bienvenida, una vez más, a nuestra casa. Y buen paseo, codo a codo con
Rajoy, por el maravilloso Camino.
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