Emprender es una aventura en la que no falta emoción, riesgo,
determinación, resliciencia y sobre todo ilusión y convencimiento. No existen
dos casos similares de emprendimiento, pero si es posible, desde mi
experiencia, compartir los diez consejos que transmitiría a todos aquellos que
actualmente, o a lo largo de sus vidas, se planteen iniciar una aventura hacia
el emprendimiento.
Decálogo de pasos que
debe dar un emprendedor para crear una empresa
1.Encuentra tu elemento, tu pasión.
Recogiendo la experiencia de Ken Robinson, un reconocido experto
en creatividad y educación, todos en la vida tenemos nuestro elemento, aquello
que nos atrae y nos gusta hacer, que nos hace disfrutar y apasionarnos, y es
ahí donde realmente somos buenos y podemos destacar. Todos tenemos, en mayor o
menor medida, la capacidad de crear, de innovar, y esa capacidad se hace más
latente cuando se estímula en un contexto donde disfrutas con lo que haces.
2. Tu idea no es tan valiosa, tus potenciales clientes si lo son.
Muchos emprendedores muestran un gran recelo a la hora de
compartir su idea de negocio, reticencias derivadas de la posibilidad de que
alguien pueda sustraerle la idea y ponerla en práctica. Lo primero que hay que
hacer cuando tienes una idea, es exponerla, pero no ante tu círculo de amigos y
familiares, que tendrán una visión cariñosa de ella, debes encontrar y mostrar
tu idea ante posibles clientes potenciales de ese producto y servicio que tienes en la cabeza, y a través de ese contacto, pulir la idea hasta hacerla lo
más afín posible a la necesidad de mercado que va a cubrir.
3. La ejecución de la idea es clave.
Muchas personas, en diversas partes del mundo, pueden tener una
idea parecida o similar a la tuya, pero lo que decantará la balanza será como
se pone en marcha esa idea, como se vehiculiza el paso de esa idea a un
producto o servicio en condiciones de ser comercializado. Eso es lo complicado,
lo difícil de copiar, porque requiere de competencias personales, de contactos
profesionales, de perfiles profesionales y de forma de toma de decisiones que
son activos intangibles, y que hará que los que realmente enfoquen bien esa
idea, sean los que sean capaz de rentabilizarla.
4. El equipo.
Puedes tener una gran idea, y visualizar con meridiana
clarividencia la forma de ejecutarla. Pero sin personas no hay ejecución, y
rodearte de las personas adecuadas, es importante, muy importante. No busques
afinidades personales, no busques lo fácil o cómodo, piensa que necesitaras un
equipo multidisciplinar, complementariedades, esto hará mucho más fácil
desarrollar todas las áreas del negocio en paralelo.
5. No hay un momento oportuno.
No podemos guiarnos por el contexto económico, las noticias en
prensa, el contexto social determinado en el que vivamos para poner en marcha
una empresa. Es decir, ni se debe emprender por desesperación, ni se debe
emprender porque es lo que toca. Es una decisión que debes sentir como
apropiada porque eres consciente de que tienes la madurez, contactos,
iniciativa, equipo o recursos necesarios para ejecutar esa idea, ese será el
momento, lo decides tu, porque tienes la información suficiente para pensar que
tu idea puede llegar a buen puerto.
6. Optimismo contenido.
Obviamente es trivial que emprender desde la negatividad no
tiene sentido, pero el hecho de creer en tu idea no debe cegarte y hacerte
creer que el éxito llegará con absoluta probabilidad. Debes ser conservador,
pensar que puede haber períodos donde cunda el desánimo, y esto hay que tomarlo
con naturalidad, porque forma parte de la aventura de emprender. Un cierto
conservadurismo te hará estar más alerta y aprovechar posibles oportunidades
que surjan en el camino.
7. Análisis del Mercado.
Independientemente de que tu idea sea absolutamente innovadora,
o implique variaciones cualitativas sobre productos o servicios existentes, es
importante analizar bien los beneficios, incomodidades e inseguridades que las
actuales propuestas de valor que se dan en la oferta que provee al mercado, con
el objetivo de pulir tu idea y conseguir la mayor compenetración posible entre
tu empresa y el mercado.
8. El emprendedor también se hace.
Vivimos en un país donde la cultura emprendedora ha brillado por
su ausencia, desde pequeños se nos ha inculcado buscar la seguridad que pude
dar un puesto de funcionario o profesiones que te garanticen un trabajo de por
vida. Es cierto que hay perfiles de personas que cuentan con unas
características innatas para el emprendimiento que hace que este contexto
cultural no les afecte, pero muchos de nosotros nunca pensábamos que podríamos
emprender y a través de un proceso de autoconvencimiento y de autoconfianza es
posible adquirir las competencias necesarias para convertirse en un
emprendedor.
9. El fracaso no es el final.
Si decimos que emprender es una aventura, y que esto conlleva un
riesgo, el fracaso puede llegar y presentarse ante nosotros. Lo mejor es que no
ocurra, que no se fracase, pero desde tiempos de la teoría del aprendizaje por
ensayo y error de Thorndike, el fracaso, el fallo, te ayuda a aprender y a
reorganizar tu forma de actuar para alcanzar el éxito.
10. Piensa en qué vida quieres tener.
Fundamental. Siempre podemos elegir.Existen caminos más fáciles, y mas escarpados, pero al final siempre podemos elegir que camino
queremos coger en la vida. El emprendimiento implica, en muchas ocasiones, una
travesía del desierto más o menos larga donde el sacrificio se impone, la
siembra es imprescindible, pero tu dominas tu destino, es lo más parecido a la
libertad que el sistema capitalista puedes disfrutar, porque te da la opción de
vivir haciendo lo que te gusta, lo que te apasiona, cobrando por ello.
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