jueves 31 de julio de 2014, 08:09h
Más de una vez, algunos
exaltados que poco escuchan, me han acusado de sionista. Otros de
propalestino y antisemita. Pues allá ellos. Admiré, y lo manifesté
en ocasiones, a los promotores del sionismo que comenzó con el caso
Dreyfus a finales de siglo XIX cuando cubría el caso un periodista
judío. Pensó (ya en 1898 ), que la única manera de evitar
persecuciones, discriminaciones y progromos, era que los judíos
tuvieran su propio Estado. Al principio no le hicieron caso ni los
propios judíos.
Admiré también la lucha
del ejército de la Agencia Judía, el Haganá, durante la guerra de
la independencia de Israel, así como desprecié y me conmocioné al
leer cómo actuaban los grupos de extrema derecha y extrema izquierda judíos en esos días. El Stern y el Irgún. El Stern, por ejemplo,
atacó una aldea árabe y asesinó hombres, ancianos, mujeres (
embarazadas y a la bayoneta) y niños.
Admiré la lucha de los
palestinos cuando, abandonados por Jordania y otros "países
hermanos", fueron obligados a llevar las bombas a mano ( no tenían
aviones) y a refugiarse en campos. Entendía algunas actuaciones del
Gobierno de Israel para defenderse. Eran un Estado rodeado de países
enemigos que lo que querían era arrojarlos al mar. Pero, ¿hasta donde
se ha llegado hoy y en los últimos años?
Que no vengan ahora con
cuentos de cohetes que salen desde Gaza o que son el único país
democrático de Oriente Próximo. La desproporción es tan elemental
que no hay que ser un estratega para echar cuentas. Obama reconoce el
derecho de Israel a defenderse. ¿Así? De esta masacre solamente
ganan Hamas, desde la óptica victimista y cuenta los muertos desde
otra perspectiva y el Gobierno de Israel con su exhibición de fuerza
superpoderosa en la zona, que también gana Los grandes perdedores,
la Autoridad Palestina, además, claro está, de los gazetíes
encerrados en una madriguerra "fumigada" por los ejércitos
israelíes, sin piedad y con saña.
Dicho lo anterior, la
creencia de hace años de que estos ejércitos eran herederos del
Haganá se desvanecen. Junto con su Gobierno, son los herederos del
Stern, violento grupo de asesinos, y lo que practican es lo que
practicaban aquellos: terrorismo. De Estado o no, pónganle el nombre
que quieran. Y eso, con mayor o menor fuerza, es lo que apoyan los
EEUU. Apoyan a un país que utiliza el terrorismo para obtener rédito
político. Y no olvidemos que esos terrorista, ese Gobierno de
Israel, - no confundir Gobierno con pueblo judío -tiene la bomba.