Como pasar un verano feliz (si nos dejan)
miércoles 30 de julio de 2014, 16:12h
1.Olvídese de la política. De los Pujol (yo he empezado a
hacerlo hoy mismo), de Gürtel, de Rajoy, de Pablemos, de Oriol Junquera, de Montoro, de Gallardón, de Wert...
(Puede añadir los nombres que quiera). Aquí, a finales de julio, el único molt honorable es usted. Y, además, en septiembre seguirán estando
todos en primera fila. Un mes sin ellos no es un problema. Todo lo
contrario. Los países superan las peores catástrofes, ¿no van a sobrevivir
a sus peores gobernantes? En Italia nunca están mejor que cuando tienen un
Gobierno en funciones que no decide nada. Por algo será.
2.Viva y deje vivir. El verano no es tiempo para dar el
coñazo a nadie, ni para exigir más de lo que haríamos el resto del año a
los que nos sirven, a los que trabajan con nosotros o para nosotros. Si
está de vacaciones, deje en paz incluso al portero de la finca donde
veranea. No sea pesado. Piense en los demás, en los que no pueden tener
vacaciones y en los que tienen mucho menos que usted.
3.Sea razonablemente austero. No digo que no gaste, porque,
entonces, ¿de qué iban a vivir todos aquellos para los que el verano es su
tabla de salvación? Pero no se lo gaste todo. Septiembre está a la vuelta
de la esquina. Con un poco de imaginación, bastante alegría y ganas de
comerse el mundo, se puede pasar fantásticamente.
4.Desembarácese de lo que le sobra. Si fuéramos capaces de vivir con la
mitad de lo que tenemos, de no tirar los alimentos que no comemos o los
medicamentos que no usamos, la otra mitad de la humanidad estaría
alimentada y sana. Claro que hay crisis en España, pero todo depende de
con quién nos comparemos.
5.Mire hacia su interior. Tenemos un país maravilloso que
apenas conocemos. Mirar el mar, la montaña, los desfiladeros, los lagos,
los valles... es único. La naturaleza da gratis mucho más de lo que el
hombre es capaz de destruir en toda su historia. Hay que ver todo con ojos
nuevos. Pero si no miramos hacia nuestro interior y nos buscamos, la vida
puede pasar sin que haya valido la pena. Hacia nosotros y hacia nuestros
más próximos. A veces cuanto más cerca están, más lejos nos sienten.
6.Respete a los diferentes. Y a todos. Si no somos capaces de
convivir con los que no son como nosotros, seguramente tampoco seamos
capaces de aguantarnos a nosotros mismos.
7.Abra los ojos. La nuestra es una
sociedad anestesiada que no tiene capacidad de autocrítica y prefiere que
la traten como si estuviera aborregada. Quítese las anteojeras, no se
quede en casa, no vea demasiado la televisión, hable con los suyos y con
los ajenos, descubra otras culturas y aprenda de otras formas de vivir.
Y si todo esto no le funciona, inténtelo a
partir de septiembre. ¿Quién ha dicho que el verano termina en agosto?