Los motores de combustión interna seguirán dominando el mercado la próxima década, según Citi Research
Los motores de combustión interna, tanto diésel como de gasolina, seguirán
siendo la tecnología de propulsión dominante en los vehículos durante los
próximos cinco y diez años, por delante de otras como la electricidad, el GNC o
la pila de combustible, según un informe realizado por Citi Research.
lunes 28 de julio de 2014, 18:19h
El documento indica que a medio plazo las mecánicas de combustión interna y las
tecnologías relacionadas continuarán dominando el mercado. Así, la previsión es
que se siga avanzando en la mejora de las prestaciones de éstas.
Para ello, los principales fabricantes de automóviles continuarán trabajando en
la reducción de peso de los motores y de los vehículos, así como en los ejes y
las líneas de dirección más eficientes y en la disminución de la cilindrada de
los propulsores (downsizing) con el objetivo de rebajar los consumos de
combustible.
El informe de Citi Research indica que los vehículos impulsados con gas natural
comprimido (GNC) aumentarán su demanda, con motivo de su mayor eficiencia
energética, a pesar de que supone una merma del espacio de carga en el
maletero.
Por otro lado, el texto señala que la tecnología de propulsión eléctrica, a
pesar de experimentar una mayor eficiencia energética que otras tecnologías,
sigue teniendo unos costes totales de utilización demasiado elevados, debido a
su elevado precio.
Asimismo, los coches eléctricos también tienen otros puntos en los que tienen
que mejorar, como son el aumento del número de puntos de recarga, así como la
reducción de los tiempos de carga de las baterías y el aumento de la autonomía.
En cuanto a los vehículos de pila de combustible, el análisis de Citi afirma
que en la actualidad varias compañías del sector están trabajando en el desarrollo
de modelos con este tipo de propulsión, aunque su principal inconveniente es su
alto precio.
Según sus previsiones, este tipo de automóviles no despegará durante la próxima
década por su elevado coste y por la necesidad de crear nuevas infraestructuras
de recarga. No obstante, se estima que desde 2030 las ventas de este tipo de
coches se incremente gracias a una regulación más favorable.